Con el objetivo de prevenir enfermedades cardiovasculares, un consorcio multisectorial convocado por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) acordó un plan para reducir a la mitad el consumo de sal en la población de las Américas para 2020. Actualmente, en la mayoría de los países de la región la ingesta diaria por persona duplica los 5 gramos máximos recomendados.
El primer plan multisectorial 2013-2018 del Consorcio para la Reducción de la Sal establece una serie de compromisos, entre ellos, la realización de campañas para concientizar a la población sobre la utilización de menos cantidad de sal a la hora de preparar e ingerir los alimentos.
“Las dietas modernas típicas proveen cantidades excesivas de sal”, señaló Branka Legetic, coordinadora interina del Área de Prevención y Control de Enfermedades Crónicas de la OPS/OMS y encargada de la Iniciativa de Reducción de Sal. “Reducir la ingesta de sal en la dieta es la medida más costo efectiva para disminuir los riesgos de infartos y accidentes cerebrovasculares”, aseveró.
El consumo de más de 5 gramos de sal -o 2.300 miligramos de sodio- por día aumenta la probabilidad de sufrir hipertensión arterial, el principal factor de riesgo de muerte por ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal y del corazón.
Se estima que en las zonas menos desarrolladas, hasta el 70% de la sal consumida es incorporada durante la cocción o en la mesa, mientras que en las más industrializadas, las mayores proporciones de sodio provienen de los alimentos procesados.
Además de aumentar la conciencia pública sobre la necesidad de disminuir el consumo de sal y llevar una dieta saludable, el consorcio prevé avanzar en la armonización de metas y plazos para su reducción en los alimentos; avanzar en la formulación de productos con menos o sin sodio; desarrollar un inventario de buenas prácticas basadas en la reformulación de productos; y proporcionar información para identificar necesidades de investigación sobre comportamientos del consumidor.
Para alcanzar estos objetivos “se requiere de la participación y el compromiso del sector público, los productores de alimentos, la industria de restaurantes, los puestos de comida, la academia, la sociedad civil y la sociedad en general”, manifestó la gerente de Relaciones Externas y Asociaciones de la OPS/OMS, Irene Klinger.
Asimismo, el consorcio buscará promover la aplicación del análisis de impacto económico de la salud en todos los países de la región y examinar el rol de la industria de procesamiento de alimentos en relación con el uso de la sal yodada.
Eduardo Fernandes Nilson, coordinador de Nutrición y Alimentación del Ministerio de Salud de Brasil, indicó que esta experiencia regional puede ser útil para que su país amplíe la participación multisectorial en la mejora de la nutrición, mientras que Adriana Blanco, investigadora del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA), consideró “importante que la iniciativa sea apropiada por todos los países” de las Américas.
El consorcio “puede ayudar a los consumidores a estar mejor informados sobre los productos que están consumiendo", opinó Hubert Linders, asesor en información de Consumers International, y Victor Coombs, presidente del Foro de Socios por las Enfermedades No Transmisibles (Partner Forum for NCD, según sus siglas en inglés), de Trinidad y Tobago, manifestó que en algunos países “es necesario reforzar las capacidades para tener datos sobre el consumo de sal”. Asimismo, abogó por que las propuestas de la iniciativa multisectorial permeen también a los trabajadores de la salud y las organizaciones comunitarias.
A su turno, representantes de la industria refrendaron su compromiso con la reducción de la sal y comentaron que en aquellos países donde existe una disminución efectiva del sodio, las empresas tienen también resultados económicos favorables.
Las actividades que prevé realizar el consorcio multisectorial están alineadas a las recomendaciones del Grupo de Expertos Regional en Prevención de Enfermedades Cardiovasculares de la OPS, al Plan de Acción para la Estrategia de Prevención y Control de Enfermedades no comunicables de la Organización Panamericana de la Salud y a la Declaración de Naciones Unidas de septiembre de 2011 en Nueva York sobre las enfermedades no transmisibles.
El Consorcio para la Reducción de la Sal es una iniciativa impulsada por el Foro Panamericano de Acción contra las Enfermedades no Transmisibles (PAFNCDs, según sus siglas en inglés) de la OPS. Fue creado en agosto de 2012 y tiene por objeto apoyar los esfuerzos de todos los países de la región por una dieta más saludables y con menos sal. Esta semana tuvo lugar la segunda reunión del consorcio en la sede de la OPS/OMS en Washington DC, donde participaron representantes de gobiernos de la región, de la sociedad civil, la academia y la industria de alimentos.
La OPS fue fundada en 1902 y es la organización internacional de salud pública más antigua del mundo. Trabaja con todos los países para mejorar la salud y la calidad de la vida de las personas de las Américas, y actúa como la Oficina Regional para las Américas de la OMS.
Fuente: Organización Panamericana de la Salud
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