La mujer, cuyo marido murió en 2011, tiene 50 años. Ya había
sido tratada con una fecundación in vitro que resultó infructuosa. El tribunal
de apelación de Bolonialo aprobó.
Una corte italiana autorizó a una mujer cuyo marido murió en
2011 el acceso a la implantación de embriones congelados hace 19 años. El
tribunal de apelación de Bolonia ha acogido favorablemente la reclamación de
una mujer de 50 años, después de que su recurso había sido rechazado en otro
juicio de primer grado.
Ahora, los magistrados han ordenado al policlínico de Sant'
Orsola de Bolonia (centro norte de Italia) que procedan inmediatamente a
implantar los embriones producidos con fecundación asistida en 1996.
La pareja, que se casó en 1998, había acudido dos años antes
al centro de fecundación asistida de ese hospital. En ese año realizaron una primera
intervención, pero sin éxito en la fecundación. Ocho embriones no implantados
fueron congelados, con el consentimiento de ambos. La pareja, a consecuencia de
la enfermedad del marido, no volvió a intentarlo, pero los embriones se
conservaron congelados y cada año, hasta el 2010, los dos confirmaban su
voluntad de mantener los embriones.
Después de la muerte del marido, la mujer se dirigió al
hospital solicitando que le fueran implantados los embriones. El comité de
bioética no puso objeciones, pero la dirección del centro lo rechazó
argumentando que, según una ley, era necesario que el marido estuviera vivo. La
mujer recurrió y ahora el Tribunal de apelación le da la razón.
"He llevado a cabo este proceso para continuar un
camino iniciado con mi amado marido, empujada por una gran esperanza hacia la
maternidad, que veía como la continuación del amor entre él y yo. Ahora, con
alegría y emoción recibo la noticia. Soy consciente de que no es fácil a los 50
años proceder con un embarazo, así que analizaré con los médicos qué
hacer", dijo la mujer.
"Se trata de una decisión a favor de la vida, porque
sin la intervención del tribunal no se habría podido conocer qué suerte habrían
corrido los embriones ya formados", aseveró Boris Vitiello, abogado de la
mujer.
Dudas de la Iglesia
Avvenire, periódico de la Conferencia
episcopal italiana, comentó el caso. "Es difícil imaginar la vitalidad de
los embriones descongelados después de tanto tiempo y con una madre ciertamente
no ya joven, pero además permanece la sombra de que uno o más niños puedan
nacer huérfanos de padre antes incluso del inicio del embarazo. La fecundación
artificial nos ha habituado desgraciadamente a una alteración de la crianza de
los hijos, capítulo en el que el caso de Bolonia constituye solo uno de tantos
episodios", concluye el periódico de los obispos italianos.
Otro reto a la ética
El caso de la implantación de embriones a la mujer italiana
supone otro reto ético a la comunidad científica, el segundo en pocos días en
el mundo. El Reino Unido aprobó la semana pasada una ley que autoriza el uso de
una técnica de reproducción asistida que utiliza el ADN de tres personas. Se
trata de nutrir un embrión —fecundado por los gametos masculinos y femenino—
con la carga genética de una tercera persona para evitar enfermedades
congénitas. La práctica despertó un fuerte debate ético apoyado, además, en el
hecho de que el procedimiento no cuenta con el aval total de la comunidad
científica internacional. Expertos ingleses observaron que el método supone destruir
dos embriones en el proceso de construcción de un embrión modificado.
Fuente: La Capital
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