martes, 6 de octubre de 2015

¿Es viable una cobertura universal de salud?



Las Naciones Unidas en 2012 y la Organización Panamericana de la Salud en 2014 pidieron que todos los países modificaran sus respectivos sistemas de salud en pro de una cobertura universal. ¿Cómo estamos hoy en la Argentina?

Lo escuchamos a diario. Obtener un turno para ver a un doctor puede ser un suplicio que comprueba la vigencia de la teoría darwiniana: sólo los más capaces logran sobrevivir a tamaña prueba de la modernidad. En un hospital público los menos aptos, en el mejor de los casos, se someten a demoras de entre uno y tres meses. O se resignan.

Ni hablar cuando se trata de una intervención quirúrgica: la espera para una operación de vesícula puede demorar hasta un año. En el sector privado, donde se promete una atención más eficiente, también existen barreras de acceso oportuno a la salud para los puntuales pagadores de las cuotas de las aseguradoras y los afiliados a las obras sociales. No es raro pasarse horas en el teléfono hasta lograr ser atendido y que una vez logrado el ansiado "Buen día, consultorio." sea improbable conseguir un turno que armonice con la agenda personal. Las agendas de los consultorios suelen estar repletas y, en ocasiones, hasta es difícil encontrar en cartilla el profesional adecuado para atender ciertas derivaciones.

Qué es el acceso a la salud

Alrededor de 1.000 millones de personas en el mundo todavía no tienen acceso a la atención primaria de salud, es decir a los cuidados que necesita una persona para crecer, desarrollarse y vivir. En el continente americano, según cálculos de la Organización Panamericana de la Salud, actualmente, un 30% de la población no puede tener acceso a la atención por motivos económicos y un 21% se ve desalentado de buscar atención debido a barreras geográficas.

Las cifras también confirman que las personas que viven en condiciones de vulnerabilidad social, los niños y niñas, las mujeres, los adultos mayores y las minorías étnicas son los más afectados.

¿Pero de qué hablamos cuando hablamos del acceso a la salud?

Según el consultor en Sistemas y Servicios de Salud de OPS Argentina, Dr. Alejandro Gherardi, es necesario distinguir dos conceptos que están relacionados entre sí pero que son distintos a la hora de analizar la sustentabilidad de los sistemas de salud: la cobertura y el acceso.

El año pasado la Organización Panamericana de la Salud aprobó la cobertura universal de salud, a la que adhirió la Argentina, que busca eliminar el gasto de bolsillo de los pacientes a la hora de acceder a tratamientos médicos. "La escasez de fondos públicos destinados a la salud es un desafío para la mayoría de los países de la región. Para revertir esa realidad, la estrategia también requiere mayor financiamiento público destinado a la salud, indicando como punto de referencia una inversión pública de 6% del PIB", cita el documento de la OPS

Y si bien Argentina es uno de los países que actualmente supera esa cifra, - el gasto de salud como porcentaje del PIB era de 7,3 en 2013 y algunos consultados estiman que actualmente está en el orden del 11 %-, la eficacia en términos de una mejor calidad de atención y de acceso a los tratamientos no se percibe en la experiencia de la población.

¿Es viable una cobertura universal de salud?

Según explica Gherardi, "el concepto de cobertura universal se refiere a que una persona pueda ir a un servicio de salud que se le brinde", en tanto que el acceso es un concepto que puede desagregarse: "cuando hablamos de acceso podemos estar hablando de acceso económico, geográfico o cultural". El acceso económico es el más problemático, porque si bien para la mayoría de la población los gastos de salud suelen estar cubiertos por alguna institución aseguradora (sea del nivel de gobierno, privada u obra social), en muchos casos los pacientes no pueden recibir sus tratamientos por dificultades económicas: no pueden pagar los copagos o no tienen dinero para pagar el transporte hasta el centro de salud.

En ese sentido, la propuesta de la OMS busca comprometer a los países a que eliminen los gastos de bolsillo de los pacientes para que puedan tener acceso a una cobertura universal.

Por su parte, Santiago Spadafora, médico sanitarista, director de la Especialización en Administración Hospitalaria en Universidad Isalud, plantea la cuestión:¿Es difícil saber cuándo una persona no está ejerciendo su derecho a la salud?

"Para comprender fácilmente cuándo y por qué alguien no está ejerciendo su derecho a la salud, es necesario conocer la relación entre la necesidad de ese ciudadano concreto y su propio ejercicio del derecho a la salud. La necesidad de salud de cada persona está dada por aquellos servicios que los centros tienen por misión brindar (consultas, estudios, tratamientos), y que, precisamente los ciudadanos necesitan en relación a su situación.

Por ejemplo: la necesidad de salud de una mujer embarazada es recibir por lo menos cinco consultas durante su embarazo, realizarse una ecografía por trimestre, recibir la vacuna antitetánica, consumir hierro y atender su parto en una institución de salud adecuadamente equipada. "Cada mujer embarazada necesita todas las prestaciones enumeradas y, entonces, tiene derecho a recibirlas", razona Spadafora.

Según el experto una lista de derechos debería incluir aquellos tratamientos que dice la ciencia. Así, incluir los servicios de salud que benefician a los niños menores de un año (consultas del control de niño sano), los pacientes diabéticos (medicación antidiabética, controles), entonces, para cada caso sería posible establecer fehacientemente cuál es la necesidad de salud de cualquier persona. Luego, no resultaría difícil determinar cuál es el efectivo ejercicio del derecho a la salud.

Analiza Spadafora: "Es importante hablar de acceso y ejercicio del derecho a la salud porque si nos quedamos con el concepto de cobertura universal, esto es, de la disponibilidad de determinados servicios (la oferta) a todos las personas, podemos incurrir en un relato; lo que debe interesar conocer es, a partir de una cobertura universal, a cuáles prestaciones de dicha cobertura realmente accede cada persona (demanda efectiva), de acuerdo a su necesidad de salud".

Así, el acceso y el ejercicio del derecho a la salud que es mucho más representativo de la salud real de la población que el concepto de "cobertura universal". Este es el camino que urge ser allanado.

Fuente: La Nación

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