Estados Unidos. Una mujer que alquiló su vientre acaba de
dar a luz a trillizos y litiga con el padre biológico, quien quería que
abortara al menos a uno de los bebés.
Las estrellas de Hollywood fueron las primeras en allanar el
camino, pero en Estados Unidos ya es habitual que el deseo de tener un hijo
pase por centros de fertilización asistida y maternidad subrogada. Un caso muy
polémico en California muestra ahora los límites de este mercado de la
paternidad.
Melissa Cook, de 47 años, acaba de dar a luz a tres bebés
que al ser prematuros están siendo tratados en un hospital californiano. Pero
Cook fue la madre de alquiler de los niños y por eso no tiene contacto con
ellos desde que los trajo al mundo. La causa es el enfrentamiento legal con el
padre biológico de los pequeños, un empleado postal de 50 años de Georgia que
vive con sus padres, ya mayores, y que quería que abortara al menos a uno de
los tres. El tema de la reproducción asistida y las madres de alquiler, una
opción bastante importante sobre todo para las parejas del mismo sexo que
quieren tener hijos, dista mucho de estar completamente regulado en Estados
Unidos.
Entre otras cuestiones, el caso de Cook plantea las
preguntas: ¿Se puede obligar a una madre de alquiler a abortar? ¿Deberían
llevarse a cabo embarazos de alto riesgo con varios fetos de forma consciente?
¿Y quién debe pagar en caso de que las cosas no salgan como debe ser?
Los centros de fertilidad son un negocio lucrativo en
Estados Unidos. La oferta para ser padres es bastante más amplia que en otras
partes del mundo e incluye opciones como elegir si el futuro bebé es niño o
niña. Jeffrey Steinberg, médico especialista en este tema y dueño de los
Fertility Institutes en Los Angeles, también quiere ofrecer la posibilidad de
elegir el color de los ojos o del pelo mediante cribado genético de los
embriones en cuanto sea técnicamente posible.
Solamente cuatro estados de Estados Unidos y Washington
D.C. prohíben la maternidad subrogada, y en ocho -entre ellos California- se
autoriza de forma bastante flexible. Los otros o bien autorizan los vientres de
alquiler comerciales bajo determinadas condiciones o no tienen leyes que
regulen el tema. Melissa Cook, madre de cuatro hijos, ya había sido antes madre
de alquiler y repitió la experiencia en 2015. Su abogado Harold Cassidy subraya
que lo hizo por humanidad y porque necesita el dinero.
Pese a su edad, Cook encontró una agencia que la puso en
contacto de forma muy sencilla con el padre biológico, que ansiaba tener un
descendiente varón. El hombre utilizó su semen para fecundar óvulos de una
donante de 20 años y cerró con Cook un contrato por 33 mil dólares si llevaba a
término el embarazo y el parto con éxito y otros 6 mil dólares en caso de que
naciera más de un niño.
Tres embriones. Steinberg implantó a Melissa Cook tres
embriones previamente seleccionados, todos varones. Tres, pese a que al ser la
donante de los óvulos muy joven era bastante probable que todos fructificaran.
Eso fue de hecho lo que ocurrió, y fue demasiado para el futuro padre. Según su
abogado, Robert Walmsley, éste estaba preocupado por el mayor riesgo que
existía por tratarse de un embarazo múltiple y porque no tenía dinero para
afrontar los mayores costos médicos. A todo ello se sumó que Cook sufrió
diabetes del embarazo y que descubrió que su seguro no cubría las
complicaciones surgidas de una maternidad subrogada. El padre le reclamó
entonces que abortara a uno de los tres fetos, una “reducción”, como se llama a
la práctica no inhabitual en la medicina de reproducción asistida. Pero ella se
negó. “Todos los bebés están sanos y yo estoy a favor de la vida”, declaró al
diario Washington Post. Incluso se
ofreció a criar al niño “sobrante” tras el parto. Pero el padre lo rechazó, al
igual que fuera dado en adopción. Al final el padre se decidió a quedarse con
los tres, pero entonces fue Cook la que ya no estaba de acuerdo.
Por eso, buscó la ayuda del abogado Harold Cassidy, un
conservador conocido por su oposición al aborto y a la adopción. El letrado
alegó ante la Corte Suprema de Los Angeles que Cook es la madre legal de los
tres niños, no biológica, pero sí por el hecho de que fue quien los llevó en su
seno.
“La relación entre madre e hijo es extraordinaria, la
mujer no es una incubadora”, señaló Cassidy, pero las posibilidades de que su
demanda tenga éxito son escasas.
No es el primer debate por el destino de los bebés de
madres de alquiler en Estados Unidos. Pero para muchos marca la existencia de
zonas grises, falta de protección financiera para las madres de alquiler y la
falta de controles sobre los que encargan los embarazos.
Fuente: La Capital
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