La Sociedad Argentina de Dermatología alertó sobre el riesgo
de la “henna negra. Es una mezcla que tiene un químico (PPD) que causa
reacciones alérgicas y serias complicaciones a futuro.
Foto: Ruben Digilio |
“¿Me puedo hacer uno? ¿Por qué a ese nene lo dejan y a mí
no?”. Los chicos piden e insisten. Y los papás, a cambio de una sonrisa,
generalmente acceden a los tatuajes de henna por considerarlos inofensivos. Sin
embargo, desde la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) advierten que
podrían ser peligrosos por una de las sustancias, conocida como PPD, que suelen
utilizar para que los diseños luzcan más nítidos y se prolongue su duración en
la piel de los niños. Según los expertos, no sólo puede generar reacciones
alérgicas a los pocos días de su realización, sino también traer serias
complicaciones a futuro.
Este año los tatuajes ya habían quedado en la mira por la
moda de los blackout (bloques negros), que fueron cuestionados por emplear una
técnica "muy invasiva", que no está del todo regulada. Ahora la
mirada cayó sobre los tattoos temporales se hacen generalmente en la playa o
sobre las peatonales de los centros turísticos, en esta época del año aumentan
las consultas a los dermatólogos. Y la SAD no es la única en alertar sobre los
riesgos de este preparado: la FDA (Food and Drug Administration de los Estados
Unidos) ya lo había hecho.
La contraindicación apunta a la que se conoce como henna
negra que es la que suele contener parafenilendiamina o PPD, un compuesto de
amina aromática (un derivado del amoníaco). “Es un polvo blanco a violeta
claro, que al oxidarse se oscurece brindando una tonalidad rojiza, marrón y
finalmente negra”, explica Marta La Forgia, especialista en Dermatología,
Alergia e Inmunología. Según la médica, que es jefa del servicio de Dermatología
del Hospital Penna y coordinadora del grupo Dermatitis por contacto de la SAD,
este producto “no está aprobado para su uso sobre la piel aunque sí para teñir
el pelo al 6%, que al diluirse en agua oxigenada queda al 3%”.
A pesar de esto, se repiten los casos en los que se usa
sobre la dermis y en cantidades mayores. “Reportes científicos concluyeron en
que para los tatuajes se adiciona esta sustancia en más del 20%. Con el
agregado, logran acelerar el teñido y el tiempo de secado, oscurecer el color,
mejorar el patrón del diseño y prolongar la duración”, precisa La Forgia y
remarca que, por esto, “la sensibilización es muy probable, sobre todo en los
niños”. Con sensibilización se refiere a una reacción de inmunidad celular que
se expresa frecuentemente con inflamación y picazón en la zona del tatuaje a
las pocas semanas de efectuado el dibujo. “En general, cuando vuelven de sus
vacaciones se encuentran con que tienen un eccema en el sitio del tattoo. En
verano consultan más por este tema”, sigue La Forgia.
Pero el problema no termina con ese efecto adverso inicial.
“Tras el primer contacto con el PPD, el paciente genera linfocitos que lo
pueden volver intolerante a futuro (hasta por 30 o 40 años) al mismo preparado
o a otros que tengan una fórmula química similar. A eso se le llama reacción
cruzada y puede derivar en que el afectado deba limitar el uso de ciertos
antibióticos y anestésicos y de tinturas permanentes para el pelo, entre otras
cosas”, agrega la experta.
En consecuencia, ante la duda, la principal recomendación
debe ser no tatuarse. “Hay que advertir a la población para que eviten la henna
negra. No es buena para nadie, pero menos para los chicos”, afirma Alicia
Rositto, dermatóloga del Hospital de Niños de La Plata. “El que ya se lo hizo
tiene que saber que puede encontrarse con reacciones severas a largo plazo,
como edemas en cuello y cara ante el contacto con PPD o alguna sustancia
parecida”, suma Rositto.
Ana de Pablo, subjefa de Dermatología del Hospital Austral,
señala que como la henna es una sustancia “de origen vegetal” la gente cree que
no puede hacer daño y que éste es un obstáculo para prevenir. A su vez, aclara
que la sensibilización por contacto con el producto adulterado puede darse “sin
síntomas o con manifestaciones difíciles de percibir” y que, incluso en estos
casos, la situación vivida de nenes puede perjudicar a la persona de grande.
Emilce Simurro hace trabajos con henna sobre la piel en
Tatuajes Aiko. Ella asegura que conoce la henna negra y las complicaciones del
PPD y que no la utiliza. “Yo uso henna pura, sin ningún producto químico. Mando
trae el polvo de la planta de la India y lo mezclo con aceite de eucalyptus y
limón”, explica. Y remarca que las diferencias entre una y otra, se notan: “El
preparado que utilizo yo es una pasta que se coloca con conitos y queda entre
anaranjado y marrón rojizo. En cambio, la henna con PPD suele ser más líquida,
por eso se coloca con pincel, y es más oscura”.
Para los que sufrieron alguna reacción adversa o no están
seguros si se expusieron a esta sustancia, existe un examen, que se conoce como
la prueba del parche, y sirve para detectar la alergia por contacto con PPD. Se
hace poniendo un adhesivo con una batería de alergenos en la espalda del
paciente. Si bien el test es muy útil, no todos los hospitales cuentan con los
dispositivos para su realización por lo que se hace poco y en el ámbito
privado.
Testimonio: “El tatuaje estuvo bien 3 días, pero después
empezó a tomar relieve y se puso morado”
“A Nahuel le gustaban los tatuajes, como a todos los nenes.
Y una tarde de hace dos veranos en Santa Teresita, convenció a mi marido para
hacerse uno en un puesto de la peatonal”, cuenta Daniela Santolaya a Clarín. El
nene tenía 10 años. “Parecía un simple dibujo, que iba a durarle unos días”,
recuerda su mamá. Nahuel volvió feliz con un dragón en su brazo derecho.
“Estuvo bien 3 días y después empezó con las molestias: el diseño tomó relieve.
Era negro y, de a poco, se puso morado”, agrega Daniela. Entonces arrancaron
las quejas: “Me duele, me pica”. En Buenos Aires fueron el Hospital Tornú. “La
apariencia del tatuaje llamó la atención de varios médicos. Hicieron una
interconsulta con el Hospital Penna y nos derivaron”, resume la mamá. Le
efectuaron la prueba del parche, dio que había estado en contacto con PPD.
Debió ser tratado con cremas y antibióticos. “Lo cuento para que ningún nene
pase por lo mismo y para que los papás estén atentos. A los adultos, que son
los que toman la decisión, les diría que no permitan que sus hijos se hagan
tatuajes de henna porque nunca se sabe qué tiene la tinta”, cierra Daniela.
Fuente: Clarín
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