La falta de insumos y de médicos y el cierre de servicios se
suman a los severos problemas de infraestructura. Un combo que no permite que
los pacientes logren acceder a una buena atención. La salud pública está en
terapia intensiva.
Al hacer una radiografía de la salud pública en la Provincia
de Buenos Aires, puede notarse un mal endémico en los 80 hospitales: la falta
de médicos y de insumos. A esos déficits, en muchos lugares se suman las
precarias condiciones de infraestructura, que terminan de conformar un combo
que atenta contra la mala atención a los pacientes.
Algunos casos testigo son el Alejandro Korn de la localidad
platense de Melchor Romero, donde el mal estado de los techos y las cloacas no
soportan las lluvias y provocan inundaciones, o el San Martín, nosocomio de
referencia en el ámbito bonaerense que cerró varios servicios y donde cada vez
son más frecuentes las renuncias de profesionales.
También es preocupante el estado edilicio del Paroissien de
La Matanza, donde además de las constantes filtraciones de agua, la caída de
una parte del techo y la rotura de un vidrio casi provocan tragedias.
El titular de la Asociación Sindical de Profesionales de la
Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP), Fernando Corsiglia, explicó en
diálogo con DIARIO POPULAR que “incluso desde el propio Ministerio de Salud
mencionaron que el Korn debería ser demolido y hecho de nuevo, al igual que el
Lucio Meléndez de Adrogué, el Vicente López y Planes de General Rodríguez y el
Colonia Cabred de Open Door (Luján)”.
Además de estos nosocomios, hay otros casos como “el
Grierson de Guernica, que funciona con 3 neonatólogos y una médica de planta o
el Bocalandro de Tres de Febrero, donde los fines de semana no hay
pediatras".
Al respecto, el titular de CICOP advirtió: “Cuando asumió la
ministra Zulma Ortiz se hizo un informe en el que se asumía que había un gran
deterioro y todos requerían refacciones importantes y una inversión
significativa. Coincidíamos en el diagnóstico, pero luego no cumplieron”.
"Es una cuestión sistemática, ya que se recortó un
0,72% el presupuesto de Salud en la provincia", sentenció Corsiglia.
En decadencia
Esas dificultades edilicias, de insumos y de falta de
profesionales se hacen notar en el Alejandro Korn, donde los pisos del hospital
se llenan de agua que viene de arriba y de abajo, ya que, por un lado, cae
agua del techo y por otro rebalsan las napas.
“Tenemos serios problemas. Cada vez que llueve tenés que
andar sacando el agua. Conseguimos que corten el pasto hace poco después de
reclamar durante días, porque nos llegaba a la cintura. Tenías ratas y mosquitos,
que te pueden contagiar dengue o hantavirus. Todo esto en un lugar que debe
preservar la salud”, lamentó en diálogo con este medio Laura Costanzo,
presidenta de seccional CICOP Alejandro Korn.
La psicóloga recordó: “Acá hubo un ciclón el 5 de febrero y
se voló el techo de la parte de internación de maternidad y clínica médica.
Hubo que desalojar a los pacientes y trasladarlos a otro sector”.
En ese sentido, precisó que “cuando un hospital está así,
cualquier cosa que pase es grave y se van reduciendo la atención y las camas,
porque no hay plata”.
Por caso, graficó: “En diciembre se perdieron 16 camas de
clínica porque estaba muy deteriorado; Terapia Intensiva nació con 12 camas y
ahora funcionan entre 4 y 6, en el Servicio de Atención en Crisis había 25 y
ahora tenemos 6”. “El problema fundamental es la falta de presupuesto. Si bien
se están haciendo pequeños arreglos, no son estructurales ni sustanciales. Se
arregla la entrada, los baños, pero seguimos sin insumos ni aparatos”, resaltó
Costanzo.
Y explicó: “Este es un hospital de ruta, es decir que vienen
los accidentados, pero no los podés atender porque no tenés un aparato para
cortar el cráneo, clavijas o implantes de urgencia. Hasta se rompieron los
equipos de esterilización y no podemos hacer ni cirugías de urgencia ni
cesáreas. El hospital está virtualmente cerrado y funciona sólo por la
voluntad de los compañeros”.
“Acá lo que se suma es la salud mental, porque tenemos un
sector de crónicos, con casi 800 pacientes internados, que tendrían que irse
externando de a poco y eso no se puede hacer porque no hay lugares donde puedan
alojarse”, insistió la delegada.
A su vez, expresó: “Tenemos obras paradas hace años. Falta
de profesionales en las guardias que hacen que uno trabaje a destajo para no
cerrar los servicios. Es un conjunto que hace a las condiciones laborales. Eso
hace que se haya perdido el interés por formarse en el hospital público”.
La profesional expresó: “Tenemos obras paradas hace años.
Falta de profesionales en las guardias que hacen que uno trabaje a destajo
para no cerrar los servicios. Es un conjunto que hace a las condiciones
laborales”.
Por último, Costanzo apuntó que “la ministra Ortiz dijo que
está para demoler, pero estamos trabajando todos ahí adentro. No nos dice
‘vamos a arreglar esto, vamos a invertir en esto otro’ o al menos por dónde van
a empezar”.
El San Martín
El Hospital San Martín, de La Plata, es un lugar de
referencia para la salud pública. Sin embargo, la situación no mejora. En los
últimos tiempos se multiplicaron los problemas de infraestructura, la falta de
insumos, de seguridad y de recurso humano, con casi una decena de médicos que
renunciaron y varios cargos sin postulantes para que cubran espacios.
Ese cóctel pone en riesgo la seguridad de pacientes y
empleados, a tal punto que el lunes pasado una enfermera recibió una descarga
eléctrica en uno de los ascensores y tuvo que ser internada.
“Toda la infraestructura está deteriorada. Algunos servicios
prácticamente hay que hacerlos de nuevo, como salud mental, las salas de
internación de cirugía, el pabellón de clínica médica, la unidad coronaria. Hay
lugares con goteras, que se inundan o no tienen baños que funcionen. También
venimos con un problema grave en los ascensores, porque el año pasado se
cayeron dos. Es realmente calamitoso”, enumeró Pablo Maciel, titular de la
CICOP de la seccional San Martín.
En cuanto a la falta de profesionales, el médico clínico
expresó que “tenemos récord de renuncias, con 8 residentes y médicos de planta
que se fueron el año pasado y ahora tenemos 4 cargos para la guardia sin
postulantes, lo que refleja lo difícil que resulta completar los planteles del
hospital por los bajos salarios y malas condiciones”.
Los insumos son otra cuestión vital. Al respecto, Maciel
apuntó: “Todo el año pasado tuvimos problemas en droga onco-hematológicas. Por
momentos tuvimos el servicio suspendido y somos el hospital de referencia de la
provincia”.
“De los 14 quirófanos que tiene el hospital, el día que más
suerte tenemos funcionan 3. Falta anestesia e insumos básicos para la cirugía y
tenemos más de 500 pacientes en lista de espera para operarse”, aseveró y
admitió que “algunos entran con cuadros que serían evitables y no los podés
tratar; a otros pacientes oncológicos les pasa que, cuando les llega el turno,
la enfermedad cambió de estadío y pierden la oportunidad de curarse”.
Otro suceso que se dio el año pasado fue el cierre del
pabellón de quemados. “Era el único de la provincia. Hoy no tenemos en Buenos
Aires un lugar para enviar a un paciente que se queme y necesite una serie de
cuidados especiales. Tienen que ir a un privado, pero los que no pueden están
distribuidos en terapias y hospitales públicos que no tienen la capacidad para
alguien con más del 10% del cuerpo quemado”, precisó el delegado de CICOP.
La clausura de ese sector obedeció a la falta de
profesionales y déficits edilicios: “Tenía clausurada la instalación de gas del
edificio, problemas eléctricos que causaban que las paredes estuvieran
electrificadas cuando llovía; la caldera no funcionaba siendo que hay que bañar
a los pacientes todos los días. Era imposible trabajar en esas condiciones. Por
otro lado, pasaban varios días sin cubrir las guardias de terapistas y
cirujanos plásticos”.
La inseguridad es un tema que también tiene en vilo a los
profesionales. Maciel relató que “más del 90% de los episodios de violencia
tienen que ver con las demoras en la atención, las largas esperas para
conseguir turno y todo deriva en la falta de profesionales”.
“Hoy un turno por consultorio se consigue a dos meses y en
la guardia hay pocos profesionales y la demora es de muchas horas, con lo cual
es un escenario propicio para que haya situaciones de violencia”, relató.
En ese sentido, aseveró que este es un problema que “no se
resuelve sólo con fuerzas de seguridad, que hasta ahora ha sido el camino del
ministerio, se resuelve con médicos y enfermeros” y concluyó: “En la
problemática violencia, que es una de las grandes, tenemos un enfoque
totalmente distinto”.
Paroissien
La Matanza es el distrito más poblado del conurbano
bonaerense y el hospital Paroissien es el de mayor complejidad de la zona, lo
que lo hace uno de los más solicitados de la Provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, lejos de estar a la altura para satisfacer esas
demandas, la falta de mantenimiento causa filtraciones de agua, paredes
electrificadas, malas condiciones sanitarias e incluso el peligro de derrumbe,
algo que ya ocurrió el año pasado.
Valeria Bonetto, presidenta de Asociación de Profesionales
Universitarios del Paroissien (APUDIPA), seccional CICOP, precisó que no se
trata del nosocomio “más viejo”, pero aclaró que “hablamos de un deterioro de
30 años, que se empezó a profundizar con la falta de mantenimiento y ahora los
desperfectos quedan peor”.
“En octubre del año pasado se cayó un caño del techo, donde
hay un sistema de caños agarrados con grampas y una cadenita muy pequeña. No
fue una tragedia porque ocurrió en un día de paro, pero lamentablemente le cayó
en el pie a la enfermera que quedó con un dedo casi amputado y otros dos
todavía en rehabilitación”, apuntó Bonetto.
Y alertó: “Son más de 50 metros de caño que tienen agua fría
y caliente. Ahora los ajustaron con otro sistema más grueso, pero tiene que
suceder algo así para que hagan algo y encima es insfuciente, porque se arregló
sólo lo que se rompió, pero en otras partes del hospital funciona el sistema
viejo”.
De todas formas, el lamentable cuadro del hospital no se
termina ahí: “Si bien ahora arreglaron los techos, porque llovía adentro, entra
agua porque están podridas las puertas y picadas las aberturas de metal. Se
inundan los patios y cae el agua sobre tableros eléctricos, por lo que a veces
tenemos paredes electrificadas”.
Hasta el viento es un problema, ya que, según contó la
médica pediatra, “hay ventanas muy grandes sin protección y hace poco se abrió
fuerte una ventana, chocó y estalló justo cuando pasaba una mamá con su bebito,
que se salvaron de casualidad”.
“El tema cloacal también es importante porque se han
inundado quirófanos. Hay que llamar cada dos por tres a los desobturadores
porque hay un problema de napas y cuando no funcionan las bombas sale la
materia fecal”, indicó.
En cuanto a las condiciones de salubridad, Bonetto reveló
que “hay roedores y cucarachas. En internación se quejan todo el tiempo y pasa
incluso en la cocina, que está tercerizada y la tienen que fumigar, con los
riesgos que eso implica”.
Sobre las instalaciones, más allá de las anomalías en las
paredes, explicó que “la parte eléctrica está al borde del colapso siempre” y
detalló: “Cuando hace calor, las madres meten algún ventilador y salta la
térmica. Lo mismo pasó con las estufas, porque no hay nada de ventilación ni
aire acondicionado”.
“Los pacientes y los profesionales están descompuestos del
calor en verano y se mueren de frío en invierno. Se da en los pasillos,
consultorios y hasta quirófanos. Es inhumano atender y operar a una persona en
estas condiciones”,fustigó la profesional.
En el Paroissien, además, hay muchas habitaciones con
ventanas rotas, sin mosquiteros y ni siquiera los baños están en condiciones,
ya que algunos no tienen canilla, ducha o hasta les falta el picaporte para
ingresar.
“Algunas cosas se rompen, otras las roban. Algunos
familiares tienen que improvisar para la comidad de sus seres queridos”, relató
Bonetto.
A ese cuadro, le sumó que “la gente no tiene sillas y a
veces faltan camillas, las tenemos que andar prestando”, situación que también
se da con los insumos: “A veces tenés unas cosas y te faltan otras, entonces
terminás haciendo trueques con otros hospitales”.
La titular de APUDIPA Cicop de La Matanza admitió que “ahora
se están haciendo algunas obras”, pero remarcó que, de todos modos, “cada
servicio está al borde del cierre en la guardia, especialmente en vacaciones” y
advirtió que “si funciona es por el esfuerzo de los profesionales, que trabajan
más horas para cubrir huecos”.
“Pasa en terapia intensiva, en neonatología, en pediatría y
en muchos más. Eso, a la vez, te genera violencia de la gente que llega a
atenderse en consultorio y no tiene médico. Es entendible que se enojen, aunque
no justifica la agresión”, reflexionó.
Bonetto concluyó en que “esto viene desde hace años”, pero
aseveró que ahora “muchos profesionales están renunciando por las malas
condiciones y el bajo dinero, si el residente y el ingresante cobran 16.500
pesos se terminan yendo a un lugar privado donde les pagan más”.
Prometen refacciones
En tanto, desde el Ministerio de Salud bonaerense se
hicieron eco de la crisis sanitaria e informaron que este año “están previstas
obras de remodelación en 16 hospitales provinciales, entre ellos el San Martín
de La Plata”.
Leonardo Busso, director provincial de Hospitales, explicó
que “para lo que resta del 2017 hay una gran planificación de obras de
infraestructura, dentro del ‘Plan de Fortalecimiento de Hospitales y Puesta
en Valor de las Guardias’ que impulsan la gobernadora María Eugenia Vidal y la
ministra Zulma Ortiz”.
Ante la consulta de este medio, desde la cartera de Salud
repasaron que “el año pasado se hizo un relevamiento edilicio que mostró que
más del 80 por ciento de los hospitales necesitaban inversión en
infraestructura, e incluso algunos presentaban peligro de derrumbe”.
“A partir del diagnóstico inicial se realizó un plan de
obras por 1.067 millones de pesos, de los cuales ya se ejecutaron 417
millones. Durante el año pasado se iniciaron 27 obras en hospitales públicos
provinciales, y 6 ya están terminadas”, expresaron.
En relación a los insumos, desde el ministerio que conduce
Ortiz confiaron que “hoy la problemática está superada, ya que el año pasado la
gobernadora aumentó en un 117 por ciento el presupuesto destinado a los insumos
hospitalarios, de modo que no pueden faltar”.
“Es posible que ocasional y excepcionalmente falte alguno
por algún problema de gestión en el establecimiento, o porque algo no se
previó adecuadamente. Pero hoy no puede ser un problema estructural”,
argumentaron.
En tanto, para fomentar el ingreso a la salud pública,
destacaron “la creación del programa ‘Quiero ser residente’, destinado a que
los profesionales jóvenes se quieran quedar a prestar servicio en los
hospitales una vez terminada la residencia, algo que no estaba ocurriendo”.
Fuente: Diario Popular
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