En el año 2009 fue creado el Observatorio de Salud de la
Facultad de Derecho de la UBA. Su mentora y Directora Académica, la Dra. Marisa
Aizenberg cuenta que la idea surgió a partir de la dificultad que existía en el
derecho con respecto a temas de salud. “El derecho ya no se presenta como lo
estudiamos en la facultad. El derecho de la salud es una disciplina autónoma”.
“Hay una nueva manera de interpretar el derecho de la salud.
Tradicionalmente en esta casa de estudios cuando tratamos en el posgrado el
tema relacionado a los médicos lo vinculábamos con la mala praxis. Hoy por
suerte los abogados nos hemos dado cuenta que esto es solamente un mínimo capítulo
de lo que conforma el derecho de la salud”, explica la Dra. Aizenberg y agrega:
“Si pensamos solamente los dilemas bioéticos que se plantean o las normas
aplicables, me dedico exclusivamente al área del derecho de la salud”. Aizenberg
sostiene que esta nueva disciplina es compleja, y a la vez, son muchos los
temas que la nutren.
El Observatorio de Salud funciona dentro del ámbito de la Secretaría
de Extensión Universitaria y se creó en vista de la importancia que reviste
para toda la sociedad asegurar la eficiencia, eficacia y equidad en el acceso al
sistema sanitario, así como la garantía del pleno goce al derecho humano a la
salud. En este sentido, uno de sus objetivos es fortalecer los lazos entre la
salud y el derecho mediante la creación de un ámbito propicio para la
investigación, el análisis y el debate interdisciplinario del derecho de la
salud, a fin de producir fuentes de conocimiento útiles para la comunidad en su
conjunto.
“Argentina tiene un sistema de salud con tres subsistemas,
con sus normas de aplicación específicas. Tienen derechos que generan y
organismos y autoridades de aplicación diferentes, y no solamente esto sino que
además se complejiza en un país federal donde el Congreso de la Nación dicta
una norma que no es aplicable a las provincias y las provincias no adhieren”,
explica.
Con este escenario y los nuevos tiempos, aparece el
Observatorio, que viene a poner el ojo sobre este amplio mapa con el objetivo
de verificar que se cumplan las normas y las leyes.
Las funciones básicas sobre las que trabaja el Observatorio
son tres. Una de ellas es la capacitación. “Trabajamos mucho con organizaciones
médicas, y hoy el médico tiene que ejercer su labor con un bibliorato bajo el
brazo para saber cuál es la norma aplicable. El médico trabaja en el hospital público
a la mañana y va a una obra social o a una empresa de medicina privada a la
tarde, y en cada lugar tiene una serie de normas que regulan su actividad”, sostiene
Marisa Aizenberg y reconoce que ante semejante panorama, al médico se le
dificulta su actuación.
A esto se suma el nuevo Código Civil argentino que entró en
vigencia hace poco más de un año y que incorporó importantes estatutos de
derecho de la salud que, asegura Aizenberg, no se ven reflejados en la práctica
cotidiana. “Hoy la situación nos hace emprender actividades académicas con el
propósito de aportar formación, porque nos parece que el desconocimiento genera
una tormenta perfecta para un clima de riesgo en los profesionales de la
salud”.
Otro de los aspectos que aborda el Observatorio de Salud es
la Investigación, proyectando la situación actual en un escenario futuro que
descomplejice la situación y permita que los médicos trabajen en un clima
armonioso. “Esto de construir las relaciones es un tema que hay que trabajarlo
junto con la educación. Los médicos no conocen las leyes que los defienden, pero
las organizaciones de salud no dan la infraestructura necesaria para que las
leyes sean cumplidas”, subraya.
El tercer pilar es la consultoría. “Nosotros trabajamos
mucho en cuestiones vinculadas a la reingeniería organizacional de las
instituciones para que se haga posible el cumplimiento de todas estas cuestiones”,
sintetiza la Directora Académica.
Más allá de la labor del Observatorio sobre temas de derecho
de salud, Aizenberg también pone el ojo sobre el sistema sanitario argentino: “Ni
el mejor ministro de salud, ni de economía, nadie solo podría resolver los
problemas de salud de nuestro país. Se necesitan de muchas voces. Y los
abogados somos una parte. Necesitamos médicos, economistas, enfermeras, bioquímicos,
ingenieros… Esto es una construcción”, analiza. El Observatorio cumple con la
misión de visibilizar cuestiones, más allá de un contexto positivo o negativo.
“Tiene que ver con un hecho de la realidad que es necesario mejorar. En el caso
de la judicialización fuimos capacitando a la gente para que maneje los
conflictos, y ahora estamos trabajando en todos los temas de violencia de
hospitales para que sepan cómo prevenirla y manejarla”.
El Observatorio de Salud forma parte del COFELESA (Consejo Federal
Legislativo de Salud), de esta manera, cuando se dicta una norma vinculada al
tema salud, son consultados. “Sería deseable más injerencia. Nos parece que podríamos
hacer un gran aporte, y estaríamos encantados de que se nos pida la opinión”,
dice y subraya que desde ningún organismo de gobierno, ni ahora ni antes, fueron
consultados.
A título personal, Marisa Aizenberg advierte que hoy “hay muchísimas
dificultades de acceso a la atención de salud o los medicamentos. El desarrollo
de la gestión sanitaria no se ve fluido. En una visión personal, no me parece
que las últimas gestiones hayan desarrollado la visión de la salud como un
derecho. El acceso a la salud sigue siendo un derecho vulnerado. Más allá del
sistema al que pertenezca. Los que están en el sistema público de salud son los
más vulnerados. Las listas y las guardias de los hospitales están colapsadas,
la infraestructura y la tecnología está en decadencia, nuestros médicos están
absolutamente precarizados en su trabajo y su salario. Todo esto hace que se
obstaculice el funcionamiento del sistema”.
Fuente: Femecon Informa (Año XXI Nro 247) por María José Ralli
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