Para la Cámara del Trabajo, ante una discrepancia entre el
médico de cabecera del trabajador y los del servicio médico de la empresa, la
prioridad la mantiene el primero. Para
los jueces, “es quien mejor conoce su estado de salud”.
La confianza del trabajador vale más que las obligaciones de
la empresa. Así razonó la Cámara del Trabajo en un reciente fallo,
correspondiente a la causa “G. E, J. C c/ Limpol S.A. s/
Despido”, donde se puso en tela de discusión si primaba el criterio del médico
de cabecera o la del profesional de la empresa a la hora de establecer si
corresponde un alta por accidente de trabajo.
En el caso, el demandante denunció que tenía problemas de
espalda pero que la empresa “maliciosamente” ocultó la situación, no
denunciándola a la ART, sino que por el contrario encuadró el caso como un
accidente o enfermedad inculpable.
Al trabajador le reservaron el puesto, y al poco tiempo su
médico particular le otorgó el alta sólo para “realizar tareas livianas”.
Posteriormente, la patronal intimó al dependiente a concurrir su médico, el que
le informó que “no podía trabajar”.
Ello motivó al actor a intimar a su empleadora por
denegación de tareas, bajo apercibimiento de considerarse injuriado y
despedido, lo que se materializó pocos días después, cuando aquél concurrió a
prestar tareas y éstas le fueron negadas.
El fallo de Primera Instancia determinó que la empresa
“debería haber reincorporado al accionante”, solamente con el consejo de su
propio médico y “sin habérsele otorgado el alta médica”, lo que fue cuestionado
por la empleadora.
La Sala VII del Tribunal, integrada por los jueces Nestor
Rodriguez Brunengo y Estela Milagros Ferreirós, recordó que el artículo 210 de
la Ley de Contrato de Trabajo establece que “el trabajador está obligado a
someterse al control que se efectúe por el facultativo designado por el
empleador”.
“Se trata de una facultad del empleador que implica que sus
médicos pueden revisar al trabajador enfermo y establecer la existencia,
carácter y duración de la dolencia, pero no puede requerir exámenes
complementarios ni suplir al profesional elegido por el trabajador ni al
tratamiento indicado. La verificación se limita al control personal del
trabajador que no está obligado a seguir las indicaciones terapéuticas”,
explica el fallo.
Desde esta perspectiva, los camaristas reconocieron que ante
“la discrepancia existente entre los médicos elegidos por el trabajador y los
del servicio médico de la empresa” tiene prioridad la opinión del médico de
cabecera del actor, porque “es quien mejor conoce su estado de salud”, por lo
que se concluyó que la demandada “le debió haber otorgado tareas livianas, tal
como lo había prescripto el médico del accionante”.
Fuente: Diario Judicial - Fallo completo disponible en el portal de la citada fuente
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