En el país, cada año, unos 1000 chicos y adolescentes
podrían necesitar un tratamiento oncológico que pone en riesgo la fertilidad
futura; la ley de reproducción médicamente asistida garantiza la cobertura de
los procedimientos para preservarla, pero hay obstáculos y desafíos por superar
Tenía 17 años cuando el equipo médico que la trataba detectó
que las células tumorales de un ovario se estaban diseminando al otro y había
que extirparlos. El cirujano que operaría a Ana Páez se tomó un momento para
conversar con la adolescente y su madre sobre algo de lo que entonces, como
ahora, se hablaba poco: preservar la fertilidad de los chicos con cáncer.
Cada vez son más los pacientes infantojuveniles que se curan
y la ley nacional de acceso integral a la reproducción asistida prevé la
preservación de gametos (óvulos o esperma) y tejidos reproductivos (ovárico o
testicular) en los menores de 18. Pero hasta ahí la teoría.
En la práctica, acceden las familias con una cobertura o
ingresos que permitan afrontar los 180 dólares por año que cuesta criopreservar
las muestras en bancos privados. Sin cobertura o recursos, el equipo tratante
debe estar convencido de la importancia de ofrecer esta opción si es necesaria,
sin costo. Ocurre, pero con acuerdos informales con centros privados.
Así ocurrió con Ana hace 10 años. "Fui al médico por
algo más simple, como un quiste de ovario, y cuando me operaron para extirparlo
debajo estaba el tumor -recuerda-. En menos de 20 días tuve dos cirugías y seis
ciclos de quimioterapia".
Hace tres meses se enteró de que el tejido congelado hace
una década es "saludable" (sin células tumorales) y que se analizarán
opciones para lograr un embarazo. Está en pareja desde hace dos años y a punto
de recibirse de enfermera en la Cruz Roja. "Cuando te dan el diagnóstico
de cáncer, es tal el abatimiento que no querés saber más que cómo será el
tratamiento -cuenta-. Yo dije que no a preservar la fertilidad; no me
interesaba en ese momento. Pero si se hubiese hecho lo que yo pensaba, no
estaría hablando de esta posibilidad. Mi mamá fue mi cable a tierra. Hoy, animo
a los padres a pensar en cuidar la fertilidad de sus hijos".
No en todos los casos hay que tomar esa precaución. Eso
depende del tratamiento, que en oncopediatría no debe demorar. Cada año, en el
país se diagnostica cáncer a 2100 menores de 19 años, según el Programa
Nacional de Cuidado Integral del Niño y Adolescente con Cáncer (Procuinca) del
Instituto Nacional del Cáncer. Los más frecuentes antes de los 15 años son las
leucemias, los tumores cerebrales y los linfomas, de acuerdo con Florencia
Moreno, directora del Procuinca: "Más del 85% de estos chicos se atienden
en una de las 30 unidades de oncopediatría del país. La mayoría están en
hospitales de niños".
Entre los 15 y los 18 predominan los linfomas, los
carcinomas de tiroides y piel, los tumores cerebrales y los tumores de
testículo y ovario.
Mercedes García Lombardi, jefa de Oncología del Hospital de
Niños Ricardo Gutiérrez, estima que casi la mitad de los pacientes de hasta 21
años son candidatos potenciales a la preservación. "Primero hay que saber
qué tratamiento se usará para evaluar el riesgo", aclara.
Desde 2008, el Centro de Estudios Biomédicos,
Biotecnológicos, Ambientales y Diagnósticos (Cebbad) del Instituto Superior de
Investigaciones de la Universidad Maimónides trabaja con el Gutiérrez en un
programa en chicas: en las 30 muestras de tejido ovárico de los casos que
aceptaron criopreservarlo, no había células malignas. Esto indica su viabilidad
para su uso futuro.
"El cáncer infantil se cura con el tratamiento adecuado
y el diagnóstico oportuno. En menos de una semana hay que iniciar el
tratamiento. En las chicas, no hay tiempo de estimular y coordinar el ciclo
para obtener óvulos a congelar. La quimioterapia es muy agresiva para la gónada
y al dañar las células del ovario se adelanta su vaciamiento, y esto causa
menopausia precoz", resume Itatí Albamonte, del Cebbad.
En los varones, el congelamiento de tejido testicular aún es
experimental, mientras que en los adolescentes se puede congelar semen. Pero el
proceso impone una presión muy fuerte en centros de fertilidad preparados para
adultos.
A los 47, Juan Fernández recuerda cuando la hematooncóloga
que lo trató por linfoma de Hodgkin hace 25 años le aconsejó un jueves que el
sábado fuera a dejar una muestra de esperma porque el martes empezaba el
tratamiento. "Cuando te dicen que tenés cáncer, el concepto de futuro se
desvanece. ¿Qué vas a pensar en ser padre? Es una fantasía, una
abstracción", sostiene.
Ahora, con mellizos de 18 por esa muestra, Juan afirma que
las posibilidades existen y que hay que pensar en una vida normal: "Pero
ese es el papel del médico. Los padres y los chicos no van a pensar en eso. El
médico tiene frialdad y claridad total. Y hacerlo te cambia la vida".
Los padres de S. decidieron pagar casi 200 dólares por año
para preservar la muestra de su hijo hasta que cumpla 21 y decida cómo seguir.
No sabían que una ley incluye su cobertura. A los 16, a S. le diagnosticaron
leucemia linfoblástica aguda con indicación de trasplante de médula.
"Nadie nos dijo que quedó estéril. Es solo precaución", cuenta la
madre. "No podría decirles a otros padres qué hacer. Tienen que hablar
entre ellos y, de acuerdo con la edad, con su hijo, ya que será el que cargue
con la decisión tomada. No hay que quedarse solo con lo que dice el médico, que
podría estar influenciado por sus creencias, valores o la falta de ellos".
Obstáculos
Ana lloró. Fue de emoción cuando se encontró en el Hospital
Gutiérrez con el profesional que hacía 10 años la había ayudado a preservar el
tejido en el que, ahora, pone con su pareja la esperanza de la maternidad.
"Nos sentamos, me explicó las posibilidades y cómo avanzar", cuenta
sobre su reunión con Luis Zuccardi, cirujano ginecológico pediátrico y titular
de preservación de la fertilidad en pacientes oncológicos infantojuveniles del
hospital.
Tras 15 años de ofrecer esa posibilidad, el especialista
afirma que falta concientización sobre la necesidad de proteger la fertilidad a
futuro. "La comunidad médica tardó mucho en aceptarlo y aún hay muchos que
no lo toman en cuenta, que cuando empiezan un tratamiento oncológico no hablan
con la familia y no le dan la posibilidad de elegir hacerlo o no -dice-. Casi
no recibo pacientes de los médicos. La gente me busca no porque sea conocido,
sino porque se lo aconsejó alguien que pasó por lo mismo".
Edith Grynszpancholc preside la Fundación Flexer y coincide
en la importancia de informar, aunque el interés en hacerlo varía entre los
profesionales. "La preservación de la fertilidad en los chicos con cáncer
se está empezando a instaurar -opina-. No es fácil darles el diagnóstico a los
padres, decirles que su hijo o hija puede perder la fertilidad y que hay que
hacer algo para preservarla. Sobre todo porque el cáncer infantil tiene un
resultado incierto y la preservación, también".
Para una charla que tuvo que dar hace poco sobre el cuidado
de la fertilidad en varones prepúberes y púberes, David Verón, del Servicio de
Hematología y Oncología Pediátrica del Hospital Universitario Austral, indagó
en Pubmed, una base de datos de investigaciones médicas. Dio con 244 textos
sobre oncofertilidad. "Eso no es nada -afirma- comparado con, por ejemplo,
más de 17.000 trabajos sobre leucemia infantil. Esto muestra el gran vacío en
el tema". La mayoría proviene de la endocrinología o la bioética, no de la
oncología. Opina que se necesita un enfoque local que surja de un consenso médico
"ausente hasta hoy y que debería tener una mirada ética y legal para
garantizar el respeto a esa población".
Otro desafío es agilizar el trámite de autorización de la
cobertura del procedimiento: "Aun cuando está legislado que debe cubrirse,
es un costo que (las obras sociales y las prepagas) tratan de no absorber.
Ponen pretextos, los padres llevan la indicación y les ponen trabas, los hacen
ir varias veces. Son pacientes que tienen que empezar el tratamiento lo antes
posible y el retraso no puede ser por una preservación", sostiene
Zuccardi.
Un banco público para cumplir con la ley 26.862
"Vivo de la caridad de los centros privados de
fertilización. A los pacientes hospitalarios les ofrecen la preservación
gratis", dice Luis Zuccardi, del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Coincide con la oncóloga Mercedes García Lombardi en que falta un banco público
para preservar las muestras de estos pacientes. "Tiene que ver con un
vacío legal -dice ella-. Los tratamientos oncológicos tienen un 100% de cobertura
y esto debería estar incluido. Como cada vez más chicos se curan, hay que
prevenir las secuelas".
Fuente: La Nación
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