Confirmó que el Gobierno avanzará en la reforma del Código
Penal para despenalizar el aborto. Consideró que hubo presiones de la Iglesia,
pero que "el camino recién comienza".
La mañana siguiente a la frustrada ley de interrupción
voluntaria del embarazo en el Senado, el ministro de Salud Adolfo Rubinstein
viajó a Mendoza. Lideró una reunión del Consejo Federal de Salud con los 24
ministros de su área de las distintas provincias argentinas. La pregunta
obligada fue cuál es el plan del gobierno después del rechazo de la ley: “Vamos
a avanzar con la reforma del Código Penal y atender el reclamo de la sociedad”,
asegura el ministro, en una charla con Clarín.
Sin vueltas Rubinstein enumera lo nocivo que es el aborto
clandestino: “El aborto existe y causa un enorme impacto, sobre todo, en las
mujeres más pobres. Tenemos que darle una salida a las mujeres que quieren
interrumpir su embarazo y lo tienen que hacer en condiciones de clandestinidad”.
El día después del rechazo, el ministro dice que “no perdió amigos” en su
defensa de la ley, más allá de que reconoce que hay una “grieta transversal” a
todos los partidos. Sostiene que hubo un quiebre en el reconocimiento del
aborto como un problema de salud pública y la “primera vez” que un ministro
habló de interrupción legal del embarazo y mostró las estadísticas. “Si antes
lo hacías, te echaban”, afirma.
-¿Qué sintió cuando el proyecto fue rechazado?
- Frustración porque en términos legales estamos igual que
cuando comenzamos cinco meses atrás. Pero a la vez entiendo que se ha dado un
enorme paso hacia adelante en tanto se ha propiciado un debate público en toda
la sociedad. El aborto existe, es una realidad insoslayable y, en condiciones
clandestinas, produce muertes que hay que solucionar.
- ¿Cuál es el plan B?
- Se va avanzar en el código Penal. Esto que pasó en el
Congreso ha sido un enorme paso hacia adelante. Tal vez la sociedad necesitaba
un poco de maduración del tema y los legisladores, claramente, lo necesitaban. También
la idea del plebiscito puede ser una herramienta constitucional para promover
el debate en estos temas sensibles y un nuevo proyecto de acá a un año.
- ¿Aún hay siete provincias que no adhirieron al aborto no
punible?
- Ahora toda la sociedad está muy atenta a que se prevenga
el aborto y no haya más obstáculos a la enseñanza de la educación sexual
integral en todas las escuelas públicas y privadas. Vamos a trabajar para que
la entrega de anticonceptivos no se obstaculice y que se aplique los protocolos
de actuación en los casos en el que la interrupción del embarazo es legal.
Tenemos que trabajar codo a codo con las provincias para que no haya más
obstáculos.
-¿Por qué tantos médicos rechazan la práctica del aborto?
-Es difícil. Hay médicos militantes del rechazo pero la
mayoría de las organizaciones médicas se han pronunciado a favor. Es atendible
el caso del que se opone por sus creencias o convicciones individuales. Por
otro lado, hay un entorno que estigmatiza al médico que realiza la interrupción
de un embarazo, como algo oscuro, clandestino y por eso es importante el cambio
normativo.
-¿Hubo presiones de la Iglesia?
- Sí, claramente la Iglesia jugó. Hubo muchos compromisos de
todas las partes. Pero este es un camino que recién comienza. Hoy la sociedad
está más vigilante, conoce la magnitud del problema y el movimiento social de
las mujeres y los jóvenes que es indetenible.
- ¿Ese movimiento imparable lo advierte la dirigencia de
Cambiemos?
- Sí. Las convicciones y las creencias personales deben
estar separadas de las acciones que promueven y defienden el interés colectivo.
Estamos como funcionarios para proteger el bien común. Esto es un enorme avance
y hay que darle una salida al tema. Hacer cumplir los programas de salud
reproductiva. Esperamos que cambie la normativa.
- ¿Está el Estado preparado para implementar los cambios?
- El sistema de salud pública está en condiciones de dar
respuestas al aborto legal, hasta las semanas 12 o 14 de gestación. En el 90%
de los casos es través del método farmacológico y no necesita de hospitales
porque las complicaciones son menores.
- ¿Le preocupa la nueva grieta?
- Lo interesante es que teníamos una grieta política, los K
contra anti K, que era irreconciliable, incluso entre familias. Ahora, por este
debate tenemos una grieta transversal que permitió que aquellos que hace un mes
atrás no podían hablarse, hoy se encontraron en posiciones comunes y eso hace
bien a la democracia.
Fuente: Clarín
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