En lo que hace a la salud mental, todos los países están en
vías de desarrollo". La frase pertenece a Shekhar Saxena, exdirector del
Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS , y expresa el
lugar secundario al que está relegada en el paisaje sanitario global.
La aseveración es aún más sorprendente si se tiene en cuenta
que, de acuerdo con un trabajo reciente del psiquiatra argentino Daniel Vigo,
publicado en la Revista Argentina de Psiquiatría, la carga de enfermedad
producida por los trastornos mentales, neurológicos, por consumo de sustancias
y suicidio causan más de un tercio del total de los años vividos con
discapacidad . En otras palabras: los trastornos mentales son el subgrupo más
discapacitante de todas las enfermedades no transmisibles, y supera ampliamente
al de las enfermedades infectocontagiosas y maternoinfantiles, y al de los
accidentes y lesiones no autoinflingidas.
"Ningún otro grupo de enfermedades tiene más impacto
que los trastornos mentales, si se miden los días perdidos por discapacidad
-escriben Vigo y colegas-. El de las enfermedades infecciosas,
maternoinfantiles y nutricionales causa alrededor del 11% , y las lesiones no
autoinflingidas cerca del 9%. Las enfermedades cardiovasculares y el cáncer
representan alrededor del 16 y el 13%, respectivamente".
Dentro de los trastornos mentales, los especialistas
incluyeron las autolesiones y el suicidio, los trastornos neurológicos comunes
con severas manifestaciones psicológicas y del comportamiento, las
consecuencias somáticas del trastorno por consumo de alcohol y una estimación
del trastorno por síntomas somáticos con dolor prominente.
Este último se refiere a los que "no tienen un
correlato físico -detalla Vigo-. Por ejemplo, la artritis, el cáncer, la gota
tienen causas orgánicas detectables. Pero hay una cantidad de síndromes, como
las cefaleas y otros, cuya causa no se conoce y que se presentan en el contexto
de síndromes psicológicos o trastornos mentales. La fibromialgia, o el dolor
cervical o lumbar son componentes muy importantes de la carga de salud mental,
pero los sistemas sanitarios los ignoran".
Hugo Cohén, miembro del Comité de Expertos de la OPS/OMS y vicepresidente
para América Latina de la Federación Mundial de Salud Mental, coincide:
"Desde hace casi 20 años, se sabe que los trastornos mentales graves
(alcoholismo, depresión, trastornos de angustia, demencias, Parkinson,
epilepsia, trastornos de la infancia y adolescencia, abuso de drogas
ilegales,psicosis) son la principal carga de enfermedad, por encima de la
diabetes, la hipertensión, los tumores malignos, las enfermedades pulmonares
obstructivas crónicas y el HIV", afirma.
Cuestión de prioridades
Pero a pesar
de su enorme impacto en la calidad de vida, la Organización Mundial de la Salud
calcula que la mediana de los recursos orientados al tratamiento de estos
cuadros es de menos del 2% de los presupuestos de salud. "En la Argentina,
ese número es muy difícil de calcular, pero lo que figura en el presupuesto es
el i%", explica Andrés Blake, docente de Salud Pública de la UBA. No es
casual, entonces, que en promedio el 8o% de las personas con algún trastorno
mental grave no acceda a atención alguna.
Vigo atribuye esta situación a un cúmulo de razones; entre
otras, las de índole histórico.
"La psiquiatría tiene una insuficiente consideración
dentro de la salud pública -dice-. Hasta no hace tanto, pertenecía a la esfera
del pensamiento religioso o mágico. Desde mediados de 1800, cuando la medicina
se hizo cargo, pasó mucho tiempo hasta que se desarrolló una terapéutica
rigurosa. Luego, apareció el psicoanálisis vías primeras herramientas
farmacológicas. Por eso, en países como la Argentina, que son muy afortunados
en haber desarrollado profesionales rápidamente, el estigma que pesa sobre
estas enfermedades es menor".
Sin embargo, todo indica que un gran número de profesionales
no asegura una adecuada atención. "La Argentina es uno de los países del
mundo con mayor proporción de psiquiatras y psicólogos por habitantes -destaca
Cohén-: 13 cada 100 mil y 120 cada 100 mil, respectivamente. Chile y Brasil
cuentan con tres veces menos psiquiatras, y entre cinco v siete veces menos
psicólogos, pero tiene la misma cantidad de población desatendida que países
con mucho menos cantidad de especialistas".
Según los especialistas, se impone un cambio de modelo que
no esté basado en la atención individual. "Los presupuestos están
desbalanceados porque somos 'hospitalocéntricos' -subraya Marcelo Cetkovich
Bakmas, director del Departamento de Psiquiatría de las fundaciones Ineco y
Favaloro-. Deberíamos invertir en el sistema comunitario. Esta era un poco la
idea de [Enrique] Pichon-Riviére cuando hizo la escuela de psicología social:
preparar agentes sanitarios periféricos, que no son médicos ni psicólogos ni
enfermeros. Nosotros tendríamos la oportunidad de utilizar esos recursos de una
forma más eficiente y que funcionen en el nivel poblacional como una barrera de
detección de patologías mayores".
Vigo lo respalda. "Una gran mayoría de las
intervenciones en salud pueden hacerlas enfermeros, agentes comunitarios e
incluso pares".
Fuera del consultorio
Atención primaria - Asistencia al alcance de todos: impulsa
la formación en salud mental de médicos generalistas, asistentes sociales,
maestros y pares que atiendan la demanda de los casos menos graves y detecten
problemas complejos.
Fuente: La Nación
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