A los 45 años, Juana (no es su nombre real) se enfrentó con
un dilema: había empezado a buscar un bebé a los 33 y después de cinco
tratamientos frustrados quedó embarazada gracias a una ovodonación. Pero cuando
su hija tenía 11 meses no sabía qué hacer con los dos embriones vitrificados
que habían quedado: la mitad de su familia le aconsejaba que se los implantara
y la mitad, lo contrario. Aunque en el país se realizan aproximadamente 23.000
ciclos de fertilización asistida de alta complejidad por año, existe un vacío
legal acerca de los embriones no implantados.
Para subsanar esta carencia, se presentó un nuevo
proyecto de ley que intentará regular la materia. Impulsado por Daniel Filmus,
lo firman también Brenda Austin (UCR), Carla Carrizo (Evolución Radical),
Daniel Lipovetzky (Pro), Araceli Ferreyra y Lucila De Ponti (Movimiento Evita),
Cecilia Moreau (Unidos por una Nueva Argentina, UNA), Victoria Donda (Somos),
Mónica Macha, Laura Alonso, Fernanda Raverta, Analía Rach Quiroga, Mayra
Mendoza y Roberto Salvarezza (FPV-PJ). A las 17, legisladores, abogados,
especialistas en reproducción asistida, pacientes y usuarios debatirán sobre
sus alcances.
"Cuando se sancionó el Código Civil y Comercial se
estipuló que una ley especial iba a regular la protección de los embriones
congelados -explica Marisa Herrera, abogada, profesora adjunta de la materia
Derecho de Familia y Sucesiones en la Facultad de Derecho de la UBA e
investigadora del Conicet-. Tenemos la 'manda' legal de hacerlo".
La nueva norma, que llega después de varios intentos
frustrados, quiere dar respuesta a una serie de preguntas: ¿por cuánto tiempo
se puede mantener criopreservado este material biológico? ¿Qué sucede si la
pareja se separa? ¿Y si uno de ellos o ambos fallecen? ¿Es posible donarlos
para investigación o que la pareja decida el cese de la criopreservación?
Para contestar estas y otras cuestiones que exigen
conocimiento experto se contó con asesoramiento del Conicet. "Dada la
complejidad del tema, fue necesaria la participación de varios investigadores e
investigadoras de distintas áreas -afirma Roberto Salvarezza, diputado y
expresidente del Conicet-. El conocimiento científico es un insumo fundamental
para la toma de decisiones y este es un hecho que debe destacarse en este
contexto de desinversión del sistema científico y tecnológico".
Entre otras cosas, el proyecto establece que no se pueden
generar embriones por fuera de las técnicas de reproducción asistida ni tampoco
para comercializar, pero que se pueden donar a otras parejas y para la
investigación. También admite el cese de la criopreservación.
Sigue el espíritu del fallo "Artavia-Murillo y otros
contra Costa Rica", de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH),
en el que se considera el óvulo fecundado como una célula que habilita el
posible desarrollo de un ser humano, pero se subraya que si no se implanta, sus
posibilidades de desarrollo son nulas. La CIDH afirma que el término
"concepción" se refiere al momento en que se produce la anidación y
que un embrión no implantado no es persona. Como en otros casos (células madre,
ADN, órganos o sangre), gracias a la tecnología hay "vida", pero no
"persona".
"No tenemos registro local de embriones congelados
-afirma Stella Lancuba, presidenta de la Sociedad Argentina de Medicina
Reproductiva (Samer)-. Según una encuesta de nuestra sociedad, 46 centros
reportaron 54.354 embriones, de los cuales el 40% están congelados desde antes
de 2008; como nadie los reclama desde hace más de una década, se infiere que
fueron abandonados. De ellos, probablemente solo la mitad llegarían a
blastocisto [grupo de unas 200 células de cinco a seis días de
desarrollo]".
El congelamiento o criopreservación permite guardar células
a -196°C en vapores de nitrógeno líquido manteniendo las propiedades de
viabilidad del embrión durante muchos años. El costo estimado para pacientes o
usuarios es de $32.000 anuales.
El tema de qué hacer con los no implantados se viene
discutiendo desde 1989. "El problema que yo veo es que el paciente no
puede decidir -afirma Lancuba-. Muy pocos, apenas el 12%, donan a otra pareja.
Y mayoritariamente no quieren descartarlos, por eso es tan importante que lo
decida el Congreso".
"Es muy positivo que se legisle -coincide Hernán
Dopazo, investigador del Conicet y director científico de Biocódices-. La mayor
parte de los que están guardados no son viables, pero sí sirven para hacer
investigación, dependiendo de cuál sea la pregunta que se quiera responder. Por
ejemplo, ¿estos embriones sacan ADN al medio ambiente mientras crecen? Si la
respuesta fuera positiva, la posibilidad de tomar ADN del líquido mismo en el
que están creciendo permitiría mejorar los métodos de diagnóstico".
La asociación Sumate a Dar Vida se formó hace once años con
pacientes que necesitaban recurrir a la fertilidad asistida y ahora, junto con
otras que trabajan en este tema, también apoya esta iniciativa. "Hace seis
años, la ley de acceso integral a las técnicas de fertilidad asistida dejó una
zona oscura -subraya Teresa Bravo, su vicepresidenta-. En los hechos, los
usuarios nos encontramos con escollos a la hora de donar o recibir embriones, o
las obras sociales y prepagas no quieren cubrir los procedimientos o la
criopreservación. Este proyecto también regula la cobertura de los diagnósticos
genéticos preimplantatorios, algo fundamental para personas portadoras de una
enfermedad genética o hereditaria".
Vacío Legal
Tecnología. Congelar y vitrificar
La criopreservación consiste en guardar células o tejidos a
-196°C en vapores de nitrógeno líquido. Esto mantiene la viabilidad del embrión
durante muchos años
In vitro. Células en el laboratorio
Uno de los procedimientos de fertilidad asistida que generan
embriones fuera del útero materno es la inyección intracitoplasmática de
espermatozoides
Fuente: La Nación
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