En el sector público aún quedan 42 en todo el país. El plazo
vence en 6 meses. El tiempo medio de internación es de 8 años.
Cuando sea 1° de enero de 2020 empezará el año que el Estado
se fijó como límite para que su sistema de atención de la salud mental
estuviera reconvertido. Según la ley de salud mental, sancionada en 2010, y su
reglamentación posterior en 2013, esa reconversión implica que ya no haya
hospitales de los llamados "monovalentes" o "de
especialidad" -enfocados exclusivamente en la atención psiquiátrica- y
que, en cambio, haya una "red de servicios con base en la comunidad",
en la que funcionen centros de atención primaria, hospitales de día, casas de
medio camino y cooperativas y talleres laborales, entre otros dispositivos.
Pero aunque falta algo más de un semestre para ese plazo, y según confirmó el
titular de la Dirección Nacional de Salud Mental, Luciano Grasso, aún quedan 42
hospitales públicos monovalentes en Argentina.
"Algunos de los monovalentes ya están en proceso de
reconversión", sostuvo Grasso. Ante la consulta sobre cuántos ya
atraviesan ese proceso, no aportó mayores precisiones: "Algunos".
"No es que no se hizo nada en estos casi diez años desde la sanción de la
ley, pero hubo pocos avances. Hay distancia entre lo que debió hacerse y se
hizo", reconoció el funcionario, y argumentó: "No se ha avanzado con
la celeridad que hemos querido: se trata de una transición muy compleja porque
requiere un cambio cultural. La sociedad ha contribuido a la estigmatización, a
asociar al paciente de un hospital psiquiátrico con la locura, el encierro, el
peligro, y los medios de comunicación tienen un rol importante para lograr que
esto cambie".
"¿Con qué presupuesto cuenta al área de Salud Mental
para cumplir con la reconversión de su sistema de atención?", consultó
Clarín a Grasso. "Poco. No tengo los números acá, pero Salud Mental recibe
aproximadamente un 2% del total del presupuesto de Salud, tiene que
incrementarse", respondió. Luego pudo brindar más detalles: el total anual
que el Estado nacional destina a salud mental a través de su Secretaría de
Salud, según el funcionario, es de unos 1.744.000.000 pesos. "El 80 por
ciento del presupuesto de la Dirección va a los monovalentes: hay que
descentralizar y redistribuir esos recursos", dijo.
Aunque 2020 está señalado por la ley como el año en que los
hospitales de especialidad psiquiátrica deberían integrar otras especialidades
o reconvertirse en dispositivos de atención comunitaria, ese proceso no asoma.
En ese contexto, la preocupación entre las asociaciones de profesionales de la
salud mental crece. "Está clarísimo que no se van a poder cerrar los monovalentes
porque no se construyó la red de atención intermedia, basada en un modelo de
psiquiatría comunitaria, que tiene en una punta a los hospitales de
especialidad reservados para un paciente descompensado, y en la otra punta, las
casas de convivencia, los hospitales de día, los talleres que preparan a los
pacientes para una salida laboral", describió Santiago Levin, que preside
la Asociación de Psiquiatras Argentinos.
"Requiere una inversión de muchos millones durante
muchos años: hay que desarrollar la red antes de cerrar los monovalentes pero
este es un país que, en vez de invertir en salud, desinvierte", sumó.
Según el médico psiquiatra, "cualquier patología compensada puede tratarse
en la red intermedia, pero es importante que el hospital de especialidad siga
estando disponible para cuando hay una descompensación aguda".
Claudia Borensztejn, titular de la Asociación Psicoanalítica
Argentina (APA), reflexionó: "El problema de la ley de salud mental no es
lo que establece, sino que no se aplica: la salud mental está desfinanciada, no
hay presupuesto para llevar adelante la red intermedia y, en ese contexto,
cerrar un monovalente puede dejar a los pacientes en la calle, sin recursos ni
económicos ni simbólicos. A la vez, el enfermo psiquiátrico con padecimiento
grave necesita un lugar especial en el que pueda deambular, hacer talleres, y
eso no puede ocurrir en un hospital general, por eso es importante que se
desarrolle la red intermedia pero que no se cierren los hospitales de
especialidad".
Antonio Di Nanno, médico psiquiatra y secretario gremial de
la Asociación de Médicos de la Actividad Privada, coincidió en destacar la
importancia de que la red se desarrolle para no desproteger a los pacientes:
"El Estado en estos diez años no ha generado los espacios intermedios que
garantizan que las personas no queden en la calle si cierran los hospitales de
especialidad. El privado tampoco ha invertido porque considera que las
instituciones intermedias no son rentables. Si no hay inversión, esto no es una
reforma sino mandar a vivir a los más desprotegidos debajo de un puente, porque
no hay manera más cruel de deshacerse de una persona que arrojarla a una ciudad
donde todo el mundo le tiene miedo. Hay provincias que han avanzado, pero el
Estado nacional no ha hecho nada".
Alberto Trímboli es psicoanalista, presidente de la
Federación Mundial de Salud Mental y está a cargo del Servicio de Adicciones
del Hospital Álvarez. "La ley de salud mental es una ley con perspectiva
de derechos, pero no se cumple. La gran mayoría del presupuesto de salud
mental, al menos en la Ciudad, va a los monovalentes y eso traba la
reconversión: se debe tomar la decisión política de impulsarla. Hay provincias
en las que los cambios avanzaron, como Río Negro, y tras como Entre Ríos o La
Rioja que llevan las internaciones del monovalente al hospital general y van
sustituyendo el hospital con dispositivos alternativos, pero en general, en el
país, la reconversión es casi inexistente", describió.
Carlos Berbara, médico psiquiatra y titular del área de
Salud Mental de Entre Ríos, explicó: "En los 335 centros de atención de
salud primaria de la provincia se ven casos de salud mental. Eso reduce no sólo
el número de internaciones sino las duraciones: antes de 2016, el promedio de
internación en un monovalente era de entre 100 y 200 días, ahora se redujo a
entre 20 y 30 días. En Paraná ahora mismo hay 64 usuarios internados, y hace
seis años ese número era de 80. Hemos reducido ese número porque hay dispositivos
intermedios como casas de medio camino. Pero encontramos dificultades en el
apoyo económico para el desarrollo de la infraestructura: Nación propuso
costear la creación de trece casas de medio camino en la provincia, incluso
hubo un acto oficial para anunciar eso en la Academia Nacional de Medicina.
Pero no llegó ni un solo ladrillo, nada".
"No se está pensando en cerrar los hospitales
monovalentes ni en tomar ninguna decisión que perjudique a los pacientes con
padecimientos mentales. Tenemos que seguir trabajando para llevar adelante la
reconversión del sistema que integre los tratamientos de salud mental, de
adicciones y de salud general", sostuvo Grasso. Según adelantó, los datos
preliminares del censo de personas internadas en hospitales monovalentes
públicos y privados arroja que, en promedio, esas internaciones se extienden
por ocho años. Uno de los objetivos de la ley sancionada hace casi una década
es reducir esas internaciones y que el tratamiento ocurra a través de
dispositivos más integrados a la comunidad.
Fuente: Clarín
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