El coronavirus da un enorme empujón a Atrys Health, que vale 600 millones de euros, el doble que en 2020, y prepara el salto al mercado continuo
Marta Temido, ministra de Sanidad de Portugal, chocó el codo hace algunas semanas con Santiago de Torres, el presidente de Atrys Health, una empresa española de diagnóstico y telemedicina. Quizá hace un par de años, cuando la firma española era una modesta compañía cotizada en BME Growth (el mercado bursátil para pymes), no habría llamado la atención de la política lusa hasta el punto de concertar una charla para conocerlos. Pero el valor de Atrys Health ha crecido un 400% desde 2019 y ya no es un actor al que ignorar, en el caso luso porque acaba de comprar un laboratorio de genética médica en Oporto y a finales del año pasado se hizo con el grupo Lenitudes, una red de centros médicos de Braga, Santa María da Feira, Évora y Oporto.
En España Atrys también avanza muy rápido: el año pasado compró las compañías ITMS, Axismed e ICM y recientemente terminó con éxito la opa sobre Aspy, una red de prevención de riesgos laborales que tiene como clientes a 130.000 empresas y da cobertura a más de un millón de trabajadores. Eso ha impulsado todas las líneas de negocio de Atrys, cuya capitalización bursátil se ha duplicado (vale 600 millones de euros) y ha pasado de hacer un millón de pruebas al año a seis millones.
Sentado en su sede de Madrid, poco antes de que se celebre la junta anual de accionistas, Santiago de Torres enseña los gráficos que comparan la actividad de Atrys en 2020 con lo que hicieron grandes hospitales españoles, como los madrileños Gregorio Marañón y La Paz o el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. “Realizamos, por ejemplo, 1,3 millones de informes radiológicos, más que esos tres hospitales juntos. Casi 200.000 ecografías, tantas como la suma de los tres, 112.000 mamografías, 635.000 TAC, casi 100.000 resonancias…”. Todas estas pruebas las informan médicos desde la nube que pueden estar en España o en Colombia. Esa es una de las fortalezas de un negocio que se fundó inspirado por la experiencia de una empresa india, de Bangalore, que realizaba informes para los servicios de urgencia de EE UU. “Estamos en siete países, tenemos 2.300 empleados, de los que 715 son médicos. Hemos creado un hospital virtual enorme”. Enorme y prometedor, aunque todavía no es rentable —tuvieron pérdidas de dos millones en su último año fiscal—. La cifra de negocio después de comprar las citadas compañías se situó en 45 millones de euros, y el resultado de explotación rondó los 13 millones.
¿Demasiadas expectativas bursátiles a la luz de la cuenta de explotación? “Estamos demostrando que se puede crear un gran hospital en el cloud [nube] con más pruebas de las que hacen los grandes centros. Estamos contentos”, sonríe De Santiago. Cuenta que tras hacerse con la red de centros de Aspy quieren profundizar en el negocio del diagnóstico preventivo. “Aspy hace un millón de revisiones al año y a casi un 10% de las personas les encuentra problemas. Nosotros podemos incorporar automatización diagnóstica en electros, o empezar a hacer programas de teledermatología para prevenir melanomas, para que la gente se pueda hacer una revisión de manchas o un test de oftalmología para detectar problemas de retina en personas diabéticas”. Habla de que el futuro la prevención de enfermedades será mucho más importante que ahora, con pruebas diagnósticas de triaje sobre la población en general. “Tomografía para mujeres, fondo de ojos para diabéticos, electrocardiografía cada año, placas de tórax para saber si hay algo en los pulmones…”.
El director financiero de la compañía, José María Huch, explica que están preparando la documentación para saltar al mercado continuo, algo que ocurrirá en los próximos meses. “Reforzamos el management, cumplimos las exigencias de buen gobierno corporativo para afrontar ese salto, tenemos comisión de auditoría, de retribuciones…”. También van a agrupar su deuda: 50 millones de un programa de bonos emitidos en el mercado de renta fija (Marf) que vencen en 2025 y otros 40 millones de un préstamo que vence en 2023. “Estamos en proceso para refinanciar todo el paquete y agruparlo bajo el mismo paraguas”.
Cambio de accionistas
La empresa también ha vivido otra transformación. La opa de Aspy, que se realizó mediante un canje de acciones, hizo que algunos accionistas significativos abandonasen la compañía y llegasen otros. Excelsior Times, del empresario José Elías Navarro (Audax), tiene el mayor paquete, del 29,6%, gracias a que poseía la mayoría de Aspy. Ha entrado el grupo Mayoral (que a través de Global Portfolio Investments tiene un 6,37%) y otro 11,5 está en manos del equipo directivo de la empresa. “Te das cuenta de que hay compañeros de viaje para cada etapa”, resume De Santiago, “cada uno en función de sus capacidades”.
Cuando pasen al continuo los fondos internacionales pondrán a la empresa en el radar porque, aunque en ese mercado hay compañías farmacéuticas y biotech, ninguna tiene un perfil tan marcado en salud y tecnología. Seguirán con un free float de un 35%. Lo que no se plantean es una venta. “Se han acercado fondos muy grandes, pero ni damos pie ni hemos considerado vender toda la compañía. Nos parece que tenemos mucho recorrido”. Un análisis de JBCapital describe el salto de la empresa como positivo. “Nos gusta por negocio, estrategia bien definida y posicionamiento único”, y estima un precio de la acción en 13 euros (actualmente cotiza a 9,5 euros). “Todavía hay varios catalizadores futuros, como más fusiones que aumenten el valor, probablemente centradas en el diagnóstico o la radioterapia”.
Su mercado seguirá siendo el sector privado y concertado, de donde obtienen el 93% de la facturación, pero sin desdeñar las oportunidades con el sector público. Y su objetivo, profundizar en las compras aprovechando los vientos de cola. “La telemedicina es una de las áreas de la salud que más contribuye a reducir la huella de carbono, porque la gente no se desplaza. El nuestro es un proyecto transformador, queremos seguir creciendo e innovar. Invirtiendo en la secuenciación genómica para identificar genes que pueden tener que ver con patologías que desarrolle la gente en el futuro. Y con la tecnología podemos optimizar los márgenes”.
Fuente: El País
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