El mundo está girando rápidamente y en ese camino, la tecnología sigue su curso. En muchos casos convierte nuestras vidas sin pedir permiso y esto es porque entra por la puerta de atrás. Era impensable hace unos años lo que sucedería con WhatsApp, con Netflix, con Mercado Pago, y sigue la lista. La penetración es tan fuerte en nuestra vida cotidiana, personal, comunitaria, ciudadana, laboral que lo va haciendo como nuevas formas de comunicarnos, de trabajar, de relacionarnos, de vivir, y nuestra salud no queda fuera.
Está llegando mediante los sistemas de salud públicos, mediante los privados, de nuestros médicos, especialistas, está llegando mediante nuestra participación como pacientes, y para sumar tuvo un fuerte catalizador que fue la pandemia Covid-19.
El proceso de transformación digital de la salud viene a toda marcha y hasta tiene nombre propio, se los presento: ESalud o eHealth (en inglés), de aquí partirán miles de caminos de profunda transformación, entre los cuales el protagonista principal será la Inteligencia Artificial (IA).
Tranquilo lector, para empezar no es Robocop disfrazado de médico ni ningún robot humanoide escuchándonos en un diván. La inteligencia artificial se está convirtiendo en la herramienta más revolucionaria al ser usada como el gran multiplicador del servicio de salud a la población, esto definida en su propio concepto (de los miles que existen), “un conjunto de herramientas informáticas con capacidad de responder a problemas y situaciones tal como lo haría la mente humana” o mejor como dice su creador Alan Turing en el año 1951: es enseñar a una máquina a pensar.
Y aquí la clave, el proceso de digitalización de la salud genera todos los días una fuente de datos interminable (un hospital genera más información diaria que la industria y la banca juntos), tantos datos que superan la capacidad humana de sistematizarlos, medirlos, y finalmente tomar decisiones con ellos. Al igual que la gran cantidad de información que generan las publicaciones médicas, que llegan a millones de artículos por día para lo que un médico necesitaría 97 horas diarias para estar al día con su especialidad médica.
¿Vamos a tener que recurrir entonces a Robocop nomás? No. Para esto la IA vendrá a mediar entre esta montaña de información y nosotros los mortales con nuestra creativas mentes.
El mundo de la salud ya incorporó, en miles de centros de salud alrededor del mundo, sistemas de apoyo a la toma de decisiones clínicas, ayudando al médico a decidir y posibilitar al paciente de forma individual cuál será su mejor tratamiento, o tendrá la posibilidad de saber con altísima profundidad sus factores de riesgo para cierta enfermedad, integrando las últimas publicaciones con los estudios más recientes al respecto.
Para los médicos que trabajamos con diagnóstico por imágenes se abre un mundo con alta capacidad para diagnósticos más certeros y fiables, con menor tiempo de respuesta para iniciar un tratamiento, y en definitiva ampliando de manera exponencial la accesibilidad a la atención de la enfermedad.
La genómica, mediante la IA, estará a un paso de la consulta diaria. Queda un largo camino por hacer en nuestro lado del mundo, muchas cuestiones éticas y legales se a poco se van superando en los países centrales así como los resultados están dando datos muy positivos. Todo va hacia el paciente como centro de la escena, participante pleno de su derecho y como dueño de la información que produce, por ello actor central en los procesos de co-creación de servicios y soluciones. Y a su alrededor el equipo de salud, capacitado y apropiado de las tecnología que ayudan a su labor , integrado a equipos interdisciplinarios (ingenieros, programadores, gestores y decisores).
El futuro ya está entre nosotros.
Fuente: El Territorio
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