Las posibilidades de incorporar la IA en la industria farmacéutica

La ciencia de datos mejora el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de la salud, así como la productividad de los procesos industriales.

Las posibilidades que ofrece la Inteligencia Artificial son múltiples y diversas. Su mayor virtud es que puede orientarse en la búsqueda de soluciones digitales que mejoren la eficiencia de la industria farmacéutica y tejer alianzas estratégicas entre diferentes actores. La clave está en entender los datos y ponerlos al servicio del diagnóstico, pronóstico, tratamiento y la optimización de resultados. Estas y otras cuestiones han tenido lugar en la VII jornada de Salud Digital de ASD. Una cita que ha puesto en valor cómo la ciencia de datos contribuye a detectar enfermedades a través del diagnóstico digital. También puede servir para curar dolencias con medicina de precisión y tratar a los pacientes a través del monitoreo.

Respecto a lo primero, como explica Paula Petrone, profesora asociada Jefa del Grupo Ciencia de Datos Biomédicos ISGlobal, con la inteligencia artificial se puede, por ejemplo, investigar sobre biomarcadores o utilizar los dispositivos móviles para conocer nuestro cuerpo o nuestro comportamiento. Sobre lo segundo aparece la oncología de precisión, terapéuticos digitales o sistemas computacionales que simulan nuestro organismo con el fin de sanar al paciente. Por último, los dispositivos digitales ayudan además a monitorear la asistencia durante el tratamiento. Un ejemplo de ello, donde ha participado la profesora Petrone, es la posibilidad de conseguir imágenes a través de ultrasonidos con el fin de predecir la meningitis infantil de una forma no invasiva.

Otra de la claves, como expusieron Antonio Morata y Maria Geada del grupo Merck, es la posibilidad de la automatización de los procesos a través de la robotización. Ambos explicaron cómo han llevado a cabo un proyecto de mecanización en algunas de sus plantas industriales para transformar trabajos rutinarios y manuales gracias a la incorporación de robots en toda la cadena de suministro. El aumento de la productividad, la interconexión y la trazabilidad también hace posible la recogida de datos durante todo el proceso.

Alianza entre industria y sector público

Una de las grandes sinergias que se puede fomentar es entre la industria y el sector público. Como defiende Santiago García, director general de transformación digital del Gobierno de Cantabria, las TIC constituyen uno de los pilares esenciales para el desarrollo e una sanidad sostenible, de calidad, personalizada, centrada en el paciente, ubicua y basada en la evidencia médica. A través de técnicas de realidad virtual, tratamiento digital de imágenes, telemedicina y análisis predictivo de grandes cantidades de información aparecen multitud de oportunidades para mejorar los recursos al alcance los profesionales de la sanidad.

Desde su comunidad han llevado a cabo servicios digitales de IA para pedir cita de vacunación y asistencia virtual; registrar a tiempo real las pruebas de diagnóstico COVID-19; o han creado espacios para los pacientes, profesionales sanitarios e industria a la hora de hacer proyectos pilotos sobre salud digital. Ahora están inmersos en un proceso de estatificación de la población de riesgo en función de su trayectoria con el sistema sanitario. “La tecnología tiene que servir para monitorizar al paciente”, justifica Santiago García. Su objetivo es proporcionar a la industria la información que consigan: “Poner a disposición los datos puede favorecer a todo el sistema”, defiende Santiago García.

Dificultades

Uno de los grandes inconvenientes es que la inteligencia artificial, en ocasiones, no está validada como consecuencia de la falta de datos empíricos. Esta necesidad de trasladar los algoritmos de la academia hacia la industria es un reclamo para la mayoría de expertos en la materia, que piden políticas que fomenten esa transición. Para la profesora Petrona es necesario una mayor divulgación sobre la IA y sus posibilidades, también más diversidad que tenga en cuenta las diferencias del género y sexo de los pacientes, así como una mayor interoperabilidad de datos o la implicación de los médicos y farmacéuticos en el desarrollo de las estrategias digitales.

Fuente: El Global