Así lo aseguró María Moret, bioingeniera, egresada de la Universidad Nacional de Entre Ríos, que fue la primera casa de estudios de Sudamérica en ofrecer esta formación.
La bioingeniería es una disciplina que combina las ciencias exactas con la salud. Busca aplicar innovación y tecnología en la atención médica para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Esta disciplina es la que permitió que los marcapasos pasaran de ser valijas gigantes a pequeños dispositivos del tamaño de una píldora. O que se desarrollaran soluciones de estimulación cerebral para aliviar síntomas de trastornos neurológicos asociados al Parkinson.
El 3 de julio se celebra el Día del Bioingeniero y de la Bioingeniería que busca reconocer a estos profesionales que aplican tecnología e innovación en el área de la salud. ¿Por qué esta fecha? Porque el 3 de julio de 1992 egresaron los primeros bioingenieros de Sudamérica de la Universidad Nacional de Entre Ríos, en la localidad de Oro Verde, en Entre Ríos.
María Moret comenzó a estudiar en esa universidad a comienzos de los 90 y fue testigo de esa primera camada de egresados que surgió de esa casa de estudios. “Había alumnos de toda la Argentina y otros países de la región”, cuenta María, que es bioingeniera egresada de esa facultad.
Moret tiene más de 25 años de experiencia en el desarrollo de soluciones tecnológicas aplicadas a la salud, es integrante de la asociación Women Corporate Directors, que agrupa a mujeres líderes en el país, y es vicepresidenta de Medtronic.
En diálogo con LA NACION, hizo un repaso por los últimos avances tecnológicos en medicina que llegaron de la mano de la biotecnología, una disciplina que ella describe con mucho futuro para lograr optimizar tratamientos, favorecer diagnósticos y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
-¿Cuáles son los avances que más te llamaron la atención en los últimos años?
-Hace más de 50 años, cuando se lanzó el primer marcapasos, era una valija grande con electrodos. Y hoy tenemos marcapasos pequeños, que pesan apenas 93 gramos, no tienen cables y se colocan en la ingle con una intervención en la cual te podés ir en el día a tu casa, es un gran avance. Y otra innovación tecnológica que me gusta mencionar son los neuroestimuladores para el Parkinson, una solución que les permite mejorar la calidad de vida. El dispositivo tiene electrodos que se conectan a las áreas del cerebro que ocasionan esos movimientos o temblores que se dan en ciertos pacientes con Parkinson, y permite controlarlos.
-¿Cómo funciona exactamente?
-El sistema está compuesto por un neuroestimulador que está conectado a un par de electrodos, y cuya principal característica es que detecta las señales cerebrales, como el envío de pulsos eléctricos para estimular áreas específicas del cerebro relacionadas con la enfermedad. A través de los pulsos emitidos por el dispositivo, se logra estimular de forma personalizada según las necesidades del paciente. Esta tecnología tiene la capacidad de registrar las señales del cerebro y les ofrece, a médico y paciente, información de la actividad neuronal en tiempo real.
-¿Cómo se logra esto?
-Esto es posible gracias a la tecnología de conectividad remota que vincula el dispositivo inserto en el cerebro a aparatos inteligentes que ofrecen analíticas del tratamiento. Con esos datos es posible ajustar los parámetros del paciente y personalizar la terapia de acuerdo con la sintomatología de cada patología y de cada persona en particular. La terapia ayuda a aliviar los síntomas de enfermedades neurológicas con solo encender el dispositivo, y ofrece a los pacientes la posibilidad de desarrollar su vida con normalidad: trabajar, hacer actividad física, cocinar, etc. Es decir, actividades que se les dificultaría hacer ante un trastorno avanzado. Asimismo, dependiendo de la patología y su estadio, puede reducir la cantidad de fármacos que el paciente debe consumir, disminuyendo los efectos adversos que pueden generar en la salud a largo plazo.
-¿Requiere cirugía?
-Sí, hay un procedimiento quirúrgico. Por supuesto que un grupo médico interdisciplinario debe evaluar si el paciente es candidato para el implante o no. La solución está disponible en la Argentina y otros países de la región como Uruguay y Chile.
-¿Cuáles son las próximas innovaciones que se vienen en materia de tecnología y salud?
-Se está trabajando mucho en robótica. Me refiero a las cirugías asistidas por robots en donde el profesional, por medio de comandos tipo joysticks, va realizando las cirugías. Todo esto desde una sala, sin estar en contacto el paciente. Antes se usaban grandes equipos y ahora se está trabajando más en el desarrollo de brazos robóticos. Este tipo de cirugías permite reducir las complicaciones en intervenciones, porque se logra mayor precisión. Por otro lado, hay que destacar los avances en inteligencia artificial. Hay bombas de infusión de insulina potenciadas por esta tecnología que permiten controlar las 24 horas los niveles de glucosa en sangre de manera sencilla y no invasiva. Tienen el tamaño de un celular y se colocan en la cintura. Esto es clave para los pacientes con diabetes tipo 1, que son insulinodependientes, porque les devuelve tranquilidad, y no tienen que estar pensando todo el tiempo en pincharse para medir y controlar. Este dispositivo no solo controla la glucosa en la sangre las 24 horas, sino que también inyecta los bolos de insulina cuando es necesario.
-¿De qué manera se aplica inteligencia artificial en estos equipos?
-El dispositivo ofrece información en tiempo real, de forma remota. Entonces, por ejemplo, si el paciente está en Neuquén y el médico está en Misiones, éste puede ver, en tiempo real, qué está pasando con la bomba de insulina. La inteligencia artificial toma todos los datos, los analiza y ofrece información precisa y personalizada que le permite al médico tomar mejores decisiones respecto del paciente. Lo mismo ocurre con los marcapasos, que también se conectan de forma remota y le permiten al médico monitorear todo lo que está pasando. Si, por ejemplo, el marcapasos detecta alguna alteración del ritmo cardíaco o una fibrilación, salta la alarma y entonces el médico sabe que hay que tomar una medida urgente y el paciente sabe que tiene que ir al centro de salud más cercano.
-Que un dispositivo pueda dar un aviso a tiempo puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, ¿no es así?
-Totalmente. Después hay que ver qué ocurre entre que se recibe el aviso y lo que sucede luego de eso. Si uno tiene un infarto o lo que sea, lo que se pretende es que desde el momento en que la persona siente el dolor en el pecho hasta que le colocan el stent, no deben pasar más de 90 minutos. Y todo eso va a depender de dónde esté geográficamente el paciente, la atención que reciba y con qué rapidez se dirija el paciente, desde que siente el síntoma, hasta el centro de salud. Porque muchas veces la gente tiene los síntomas y los deja pasar de largo, por eso digo que es muy importante educar y concientizar.
-¿Cuánto te parecés a esa María bioingeniería que imaginaste ser cuando empezaste a estudiar en los años 90?
-Yo me levanto todos los días con una sonrisa, porque tengo pasión por lo que hago. Me gusta que en la Argentina, más allá de las situaciones que atraviesa, los pacientes tengan este tipo de tecnologías disponibles. Ser parte en esta cadena para lograr que haya dispositivos médicos de calidad disponibles en la Argentina, así como en otros países, a mí me encanta. Entonces no me equivoqué de carrera. La elegí bien.
-¿Bioingeniería es la carrera del futuro?
-En el área de salud tenés una amplitud tan grande. Hay muchos lugares en donde trabajar y hacer la diferencia. Puede ser en materia de gestión, desarrollo de innovaciones. Y va a seguir creciendo muchísimo más, justamente por el avance del uso de tecnologías como inteligencia artificial en el área de la salud. Y eso lo trato de expresar cada vez que voy a escuelas a hablar de esta carrera. Me parece importante concientizar para que los jóvenes conozcan la biotecnología.
-¿Qué les dirías a esas personas que tienen mucha reticencia o miedo al avance de la inteligencia artificial, porque creen que terminará con los empleos y traerá otros problemas para la humanidad?
-Yo creo que todo desarrollo en sí es bueno, y lo importante es trabajar sobre las regulaciones, para que no se haga un mal uso de estos avances. Tiene que haber regulaciones en las que se establezcan los qué, cómo y para qué.
Fuente: La Nación
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