Desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19, muchas personas con cáncer hicieron consultas médicas por Internet (teleconsultas). Según un estudio nuevo, en comparación con las consultas presenciales, la telemedicina permite ahorrar tiempo, viajes y dinero a las personas con cáncer.
Los hallazgos se basan en un análisis de casi 25 500 teleconsultas que hicieron más de 11 600 adultos con cáncer durante la pandemia. Los pacientes recibieron atención médica por Internet de médicos del Centro Oncológico Moffitt, un centro oncológico integral designado por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), ubicado en Florida.
Los investigadores calcularon los costos indirectos que los pacientes menores de 65 años ahorraron mediante las teleconsultas en comparación con las consultas presenciales. Los costos indirectos incluyen los gastos para viajar hasta el consultorio médico y la pérdida de ingresos por faltar al trabajo debido al tiempo necesario para las consultas médicas y los viajes.
El uso de la telemedicina se relacionó con un ahorro promedio de entre $147 y $186 por consulta para los pacientes, según los hallazgos publicados el 10 de enero en la revista JAMA Network Open.
"Estos son montos de ahorro importantes que los pacientes y quizás sus cuidadores podrían usar para otras cosas", dijo el coautor del estudio, el doctor Krupal Patel, que trata los cánceres de cabeza y cuello en Moffitt.
En el estudio, también se encontró que las teleconsultas ahorraron a los pacientes un tiempo promedio de 2,9 horas de manejo (ida y vuelta) y 1,2 horas en la clínica por consulta.
Aunque el estudio no se diseñó para explicar por qué las teleconsultas eran en general más cortas que las consultas presenciales, el doctor Patel comentó que es probable que el tiempo que los pacientes tardan en estacionar, registrarse y esperar para ver a un médico sea un factor.
En muchos estudios se exploró la carga financiera de la atención del cáncer y el estrés que causa, que a veces se llama toxicidad financiera. Pero pocos estudios se concentraron en los costos indirectos para el paciente, que a veces son grandes, señaló la doctora en Salud Pública Robin Vanderpool, de la División de Control de Cáncer y Ciencias Demográficas del NCI.
“Esta investigación sobre los beneficios de la telemedicina es muy alentadora”, comentó la doctora Vanderpool, que no participó en el estudio. “Los hallazgos indican que deberíamos considerar el uso de la telemedicina como parte de la rutina de atención del cáncer”.
La COVID-19 creó una oportunidad para evaluar los ahorros por la telemedicina
La rápida adopción de la telemedicina durante la pandemia de la COVID-19 creó una oportunidad para que el doctor Patel y sus colegas realizaran un análisis económico de las teleconsultas.
“Como médicos, hemos escuchado de nuestros pacientes que la telemedicina les ahorra tiempo y dinero a ellos y a sus cuidadores”, explicó el doctor Patel. “En este estudio, queríamos evaluar los beneficios posibles de la telemedicina mediante el uso de datos objetivos”.
Las teleconsultas en Moffitt fueron iniciadas por los médicos. Después de decidir que una consulta se podía hacer por Internet, el médico preguntaba al paciente si le interesaba hacer una teleconsulta y si tenía los medios para conectarse.
El Centro Oncológico Moffitt no distribuyó dispositivos para las teleconsultas. Pero el centro oncológico tiene recursos para ayudar a proveedores médicos, pacientes y familiares a conectarse a las reuniones y para solucionar problemas técnicos en tiempo real.
El estudio se centró en los pacientes menores de 65 años, porque era más probable que los pacientes mayores trabajaran a tiempo completo. La mediana de edad de los participantes fue de 55 años. En el análisis, se incluyeron a personas que vivían en Florida e hicieron teleconsultas entre el 1 de abril de 2020 y el 30 de junio de 2021.
Cálculo de los costos de viaje y la pérdida de ingresos por las consultas presenciales
Para calcular los ahorros en costos de viaje de las teleconsultas, los investigadores crearon dos modelos a los que aplicaron tarifas de reembolso de uso corriente para gastos de viaje ($0,56 o $0,82 por milla). Con las dos tarifas, los investigadores establecieron un rango para los ahorros que surgen de no tener que viajar. Usaron herramientas de localización geográfica para calcular la distancia entre el hogar de un paciente y el Centro Oncológico Moffitt.
Los investigadores se basaron en los datos del censo según los ingresos por zona de la Encuesta de la comunidad estadounidense para calcular la posible pérdida de ingresos si se hubiesen hecho las consultas presenciales. Los investigadores calcularon los salarios por hora de cada paciente cotejando la dirección postal con los datos del censo sobre los ingresos por zona.
Según los modelos de costos, la telemedicina se relacionó con un ahorro de casi $1,2 millones (pérdida de ingresos por el tiempo de manejo) y un ahorro de $467 000 (pérdida de ingresos por el tiempo de la consulta). El ahorro total al evitar la pérdida de ingresos se calculó en $1,6 millones para los 11 600 participantes del estudio.
Para los pacientes nuevos del Centro Oncológico Moffitt o que habían recibido tratamiento antes, pero que consultaron con un especialista diferente en el hospital, las teleconsultas les ahorraron un promedio de 177,6 millas de viaje de ida y vuelta, 3,4 horas de manejo de ida y vuelta, y 1,5 horas en la clínica en cada cita.
Pero la gran mayoría de las teleconsultas en el análisis (casi 21 000) fueron para la atención de seguimiento. Para estas consultas, la telemedicina permitió ahorrar un promedio de 142,4 millas de viaje de ida y vuelta, 2,8 horas de manejo de ida y vuelta, y más de 1 hora en la clínica por cita.
Ampliación del uso de la telemedicina para la atención de seguimiento
Las consultas virtuales podrían ser muy adecuadas, en particular, para la atención de seguimiento de los pacientes, como los controles a largo plazo y la atención de supervivencia, indicó la doctora Vanderpool.
Los investigadores también ven oportunidades para ampliar el uso de la telemedicina en la atención de seguimiento.
“Muchos de mis pacientes no necesitan venir en persona a las consultas posoperatorias”, explicó el coautor del estudio, el doctor Philippe Spiess, oncólogo genitourinario y subjefe de Cirugía, que además es el director médico de atención virtual en Moffitt. “Pienso usar la telemedicina para estas consultas como parte de mi práctica diaria ahora y en el futuro”.
Los pacientes que se beneficiaron de las teleconsultas vivían en distintos condados del estado de Florida, incluso en algunos condados cercanos al centro oncológico.
“Se observaron importantes ahorros de gastos relacionados con la telemedicina en personas que tal vez estaban muy ocupadas con las actividades diarias”, explicó el doctor Spiess. “Quizás no puedan salir del trabajo o tengan alguna otra razón por la que sea difícil venir a una consulta”.
La telemedicina da a las personas “la flexibilidad para acceder a la atención cuando sea conveniente”, agregó.
Muchos pacientes que hicieron teleconsultas en Moffitt programaron sus citas durante un descanso en el trabajo o antes de comenzar o terminar su día laboral, subrayó el doctor Patel. En comparación, ir a una consulta médica en persona puede llevar más de 3 horas.
“Para algunas personas, eso es casi la mitad de un día de trabajo”, agregó el doctor Patel.
Futuros estudios sobre la telemedicina para el cáncer
El presente estudio tuvo algunas limitaciones. Por ejemplo, los investigadores señalaron que, debido a que Moffitt atrae a pacientes de toda Florida, es posible que los pacientes del estudio hayan tenido que viajar mayores distancias en promedio, que las personas que reciben tratamiento en otros centros oncológicos u hospitales comunitarios.
Además, tal vez algunos pacientes que recibían tratamiento de cáncer no tenían un empleo de tiempo completo por las limitaciones en su capacidad para trabajar. Este hecho podría alterar los cálculos del ahorro por no tener que faltar al trabajo.
Se necesitan estudios futuros para determinar si los resultados a largo plazo para los pacientes son iguales, ya sea que reciban atención virtual o en persona, indicó el doctor Patel.
Los cuidadores son otro tema para investigar más. Debido a que los cuidadores a menudo coordinan y asisten a las citas médicas con los pacientes, los investigadores señalaron que, al incluirlos en los análisis económicos, se podría descubrir un mayor ahorro general de la telemedicina.
Los investigadores calcularon los ahorros en emisiones de carbono relacionados con las teleconsultas. Llegaron a la conclusión de que la telemedicina “tiene consecuencias importantes en la reducción de la huella de carbono vinculada con la atención de la salud”.
En publicaciones futuras, el doctor Patel y sus colegas compartirán los hallazgos sobre las perspectivas de los pacientes sobre la calidad de la atención mediante la telemedicina.
“La telemedicina no es un atajo en la atención del cáncer”, aclaró. “Queremos mantener la confianza de los pacientes y brindarles la misma calidad de atención que reciben mediante las consultas presenciales”.
Experiencia en telemedicina antes de la pandemia
Antes de la pandemia, la telemedicina se solía usar solo en ciertas circunstancias, como al atender a personas en comunidades rurales y pedir una segunda opinión médica.
En el Centro Oncológico Moffitt, se empezó a establecer un programa de telemedicina en 2017. “En ese momento, pocos pacientes de Moffitt estaban interesados en conectarse de forma virtual con sus médicos y la experiencia era similar a una llamada por Skype”, comentó Cristina Naso, que dirige la Iniciativa de Atención Virtual en Moffitt.
Pero estos primeros esfuerzos sentaron las bases para ampliar la atención oncológica virtual cuando llegó la pandemia. Para ese momento, Cristina Naso y su equipo ya habían establecido pautas sobre qué tipo de consultas se podían hacer a distancia. También habían concientizado acerca de este enfoque a los profesionales médicos de todo el centro oncológico.
“Cuando comenzó la pandemia, nos abrochamos los cinturones”, comentó. Uno de los primeros desafíos fue “conseguir que todos se sumaran a lo que se consideraban las mejores prácticas en telemedicina durante un momento muy difícil”, agregó.
Pruebas para fundamentar las decisiones sobre telemedicina
La telemedicina se adoptó tan rápido al comienzo de la pandemia que la investigación sobre la mejor manera de incorporar este enfoque en la atención del cáncer llegó atrasada.
“Casi de un día para otro, pasamos de usar la telemedicina como una manera especial de prestar servicios de salud a que la tecnología se hiciera disponible para todo tipo de pacientes y proveedores”, explicó la doctora Vanderpool.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos tomó medidas administrativas para promover la adopción de la telemedicina al comienzo de la pandemia de la COVID-19. Algunas de las adaptaciones de la telemedicina se volvieron permanentes, mientras que otras son temporarias.
Mientras la telemedicina continúe siendo parte de la atención oncológica, se necesita más investigación para guiar su uso, señaló la doctora Vanderpool. Los estudios como este ofrecerán las pruebas que necesitan quienes formulan las políticas para tomar decisiones sobre la telemedicina, agregó.
“El tiempo es un bien que no se puede cuantificar, en especial, para las personas que buscan atención médica para el cáncer”, dijo el doctor Patel. “El tiempo que se puede devolver a un paciente para mejorar su calidad de vida es un beneficio para el paciente y para Moffitt”.
Fuente: Instituto Nacional del Cáncer
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