Nuevas tecnologías permiten detectar a las lesiones que antes pasaban inadvertidas en radiografías, mejorando la atención médica en urgencias.
La identificación de fracturas no es siempre sencilla, especialmente en escenarios donde el personal de salud trabaja bajo presión extrema y con recursos limitados. Este tipo de errores es más frecuente en áreas de urgencias, donde la rapidez del diagnóstico es esencial, pero el volumen de pacientes y la escasez de tiempo complican la precisión en la lectura de radiografías.
Uno de los factores que agrava la situación es la falta de personal especializado. En el Servicio Nacional de Salud (NHS) de Inglaterra, las vacantes de radiólogos alcanzan el 12,5% y las de técnicos en radiología el 15%, según el informe de NICE. Esta escasez genera una sobrecarga de trabajo en los profesionales que deben procesar miles de imágenes médicas diariamente, lo que aumenta el riesgo de errores. Además, muchas radiografías en departamentos de urgencias no son revisadas de inmediato por un radiólogo, sino por médicos generales menos especializados en esta tarea, lo que contribuye a que algunas fracturas no sean detectadas.
La BBC detalló que, en este contexto, NICE ha propuesto la utilización de herramientas de inteligencia artificial para asistir a los médicos en la detección de fracturas que podrían pasar desapercibidas en radiografías. Estas tecnologías, ya aprobadas como seguras, podrían aligerar la carga de trabajo de los radiólogos y mejorar la precisión del diagnóstico inicial, lo que reduciría la necesidad de citas de seguimiento debido a diagnósticos incompletos. A pesar del uso de IA, NICE subraya que todas las imágenes seguirán siendo revisadas por un radiólogo, asegurando que no haya un aumento en diagnósticos incorrectos o en derivaciones innecesarias a clínicas de fracturas.
Al mejorar la precisión de la revisión de radiografías, la IA también aumentaría la eficiencia en la atención médica. Un radiólogo que se ve liberado de tareas repetitivas y rutinarias podría concentrarse en casos más complejos, donde su experiencia aporta un mayor valor.
Además, este uso de IA podría ayudar a reducir los costos asociados con tratamientos adicionales por complicaciones derivadas de diagnósticos tardíos o erróneos. Al minimizar la posibilidad de que una fractura pase inadvertida, se garantiza que los pacientes reciban el tratamiento adecuado a tiempo, lo que resulta en mejores resultados de salud y menor carga para el sistema.
El uso de la inteligencia artificial en la medicina no es nuevo. Ya ha demostrado ser una herramienta eficaz en la detección temprana de cáncer de mama mediante mamografías, así como en la identificación de pacientes en riesgo de sufrir ataques cardíacos. Además, la IA ha sido útil en la predicción de pandemias, ya que ayudó a los gobiernos y las instituciones médicas a prepararse mejor para posibles crisis sanitarias.
Este historial de éxito en diversas áreas de la salud subraya el potencial de la IA para mejorar los resultados clínicos y optimizar el uso de los recursos del sistema de salud. Con su capacidad de procesar grandes cantidades de datos y detectar patrones que pueden pasar inadvertidos para los humanos, la IA se está posicionando como una herramienta clave para enfrentar los desafíos actuales del NHS y otros sistemas de salud a nivel global.
Fuente: Infobae
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